sábado, 29 de septiembre de 2012

El concepto de deseo. Su referencia en la histeria y en la neurosis obsesiva


Clarisa Harari

Sabemos que tomando el relevo de Freud sobre la vivencia alucinatoria de deseo, Lacan plantea el surgimiento de éste como el resto producido por la hiancia ineludible entre necesidad y demanda. Es decir, el ser inerme experimenta una necesidad biológica fundamental y dependerá del Otro para satisfacerla. Este Otro -trátese de la madre, el padre o quien esté a cargo del niño- fiador del lenguaje y sujeto de la palabra, transformará esta necesidad en demanda. Lacan dirá que esta última es aquello que “pasa”, “lo admitido”, “lo aprobado”, “lo concedido” o “lo introducido en”. No obstante, la dialéctica se complejiza porque algo de lo que estaba destinado a pasar no lo hace; pero sí se advierte que dejará potentes huellas e instalará un circuito insistente. De manera que, en ese más allá de la demanda, hay una pérdida que es estructural y primordial que Lacan conceptualiza como objeto a y que causa el deseo.
 Se insistirá entonces, en el efecto desnaturalizador del lenguaje sobre el sujeto como idea rectora para pensar su constitución. Asimismo, esta afirmación se asienta en que no hay una correspondencia unívoca entre significante y significado -como está planteado en la fórmula saussureana-, sino un significante que se enlaza a otros conformando cadenas y que por efecto retroactivo genera sentido. Hay pues, un continuo deslizamiento que resultará de todas formas inacabado.
Siguiendo esta lógica, el vínculo del sujeto con el Otro con mayúscula y el otro semejante, aún suponga y por sobretodo intercambios relacionados con el amor; está signado por el desencuentro (casi) permanente. En consecuencia, el deseo quedará alienado por y en el Otro e igualmente enmascarado a través de la palabra. Es por ello que se lo define en términos de falta y de deseo de deseo de Otro.
Sabemos también, que hay un más allá del deseo de la madre que el niño podrá alcanzar sólo si interviene un mediador y que está encarnado en el padre simbólico de la Metáfora Paterna. Dicha operación será ejecutada sobre el significante del deseo por excelencia, el falo. En suma, si este es el rumbo -incluso con las singularidades de la historia de cada cual-; en el hombre y en la mujer -reparando en los matices para cada uno de los sexos- , se tratará de ser el falo (correspondiente al primer momento del Complejo de Edipo) para luego aceptar tenerlo o no tenerlo (correspondiente a la declinación del Complejo de Edipo). Únicamente reconociendo al Otro como castrado -tachado-, el sujeto podrá tolerar que él también lo está. Los avatares de la castración, indica Lacan, es asumir a fin de cuentas el deseo genital. En resumen, asistimos a un deseo que en este trayecto, se ha transformado; ha progresado, evolucionado y madurado.
Hasta aquí, un raconto de cómo se juega el deseo en la neurosis. Paso siguiente, se particularizará su presencia en la histeria y en la neurosis obsesiva.
En la primera, su punto de apoyo es el deseo del Otro. Se resalta que es por medio de la identificación, que el histérico reconoce el deseo del Otro para adoptarlo como propio. Aquél le es indispensable para mantener vigente su deseo revestido de cierta ajenidad y como tal, enigmático. Por añadidura, se las arreglará para que su deseo permanezca insatisfecho, porque de otro modo, caduca.
En la segunda, por el contrario se antepondrá su deseo por sobre todo. Esto es, su deseo más allá de su demanda y más allá de un Otro que es negado.
Sucede que el obsesivo experimentó una prematura defusión de los instintos de vida y muerte y por este motivo el Otro es percibido como su rival. De ahí que echará mano a los mecanismos defensa corrientes en esta estructura para anular la existencia del deseo del Otro que es, como ya se ha destacado, su deseo. Es en otras palabras un deseo prohibido, que cuando amenaza con desvanecerse el sujeto se las arregla para que aquél subsista.
Por último, trátese de uno u otro cuadro clínico, conocemos por Freud que el deseo aparece en los sueños, los síntomas y las fantasías. Es interpretando este material y cómo se presenta significante del deseo -en los diferentes momentos que hace su aparición- que Lacan insta a trabajar en el Seminario 5.

Dialéctica del deseo y demanda en Lacan

Elena Córdoba Salazar

El objetivo de este escrito es poder dar cuenta de lo que me produjo interés como cartelizante en el estudio del seminario 5. Me he valido de algunos trozos de lectura, particularmente hago referencia a los capítulos IX y X. Estos capítulos y la remisión a algunos escritos de Freud me permitieron entender cómo se constituye el ser humano como sujeto y sujeto de deseo siendo éste deseo, deseo de deseo del Otro[1].
Este escrito es un intento de precisar la etapa inicial del ser humano en relación al Otro materno en la dialéctica del deseo, inicialmente sometido a la ley de la madre. El 2º momento donde el deseo del infante se convierte en demanda al Otro como sede del mensaje, luego el desprendimiento y prohibición de su objeto, por último debe franquear un paso determinante en su vida que es la salida del Edipo en la que ha de intervenir la ley del padre.
En los comienzos de su enseñanza dice Lacan que la comunicación[2] y la palabra son muy importantes en la relación interhumana, ya que desde el inicio de la vida el ser viviente como lo expresa Freu[3], es asistido por Otro por su desamparo originario, éste Otro es un ser parlante que está atravesado por el deseo y a la vez instala en el ser viviente - mediado por un proceso psicofisiológico- en forma alucinatoria, la realización del deseo.
La primera comunicación entre madre bebé se produce porque éste atrae la atención de la madre mediante el llanto o grito, lo que Freud toma como una función de comunicación.
Por tanto, el sujeto es capturado por la puesta en acto del Otro materno que lo signa, es decir, lo inaugura con su palabra en el mundo del lenguaje y del significante.
Luego, Lacan va a decir que la comunicación y la palabra es el ingrediente vital en la relación madre – bebe porque ésta va teñida de significación[4] va a decir que la primera simbolización del niño depende del deseo de la madre y de ninguna otra cosa.
Quiere decir que inicialmente el niño forma una especie de unidad con la madre. Las idas y venidas de la madre adquieren significado para el niño. Esta significación la referencia Freud en el juego del fort-Da[5], como una forma de aceptar y simbolizar la ausencia de la madre. Además, la madre debe ser un Ser que vive en el mundo del símbolo, entonces, el significado de las idas y venidas de la madre es una interrogación para el niño, una dialéctica subjetiva que le permite idearse que su madre desea otra cosa que no es él. Y si no soy yo lo que quiere mi madre, entonces ¿qué quiere ella?
Esta interrogación conduce al niño a constituir su propio deseo, su deseo tiene relación con ser el falo de la madre en el plano imaginario, éste, su deseo se instala en torno a un sometimiento a ley de la madre la cual es caprichosa, porque algo del niño es completamente dependiente[6] de otra cosa.
El niño como sujeto donde se produce la demanda, aquel donde se forma el deseo, pasa a ser demanda a la madre, pero éste pedido o mensaje le retorna, dice Lacan, transformado, es decir, va traducido como un significante que lleva las marcas del deseo de la madre, y entonces, éste deseo de deseo implica estar en relación de un objeto primordial que es la madre, se da una identificación del niño en espejo con el objeto deseado de la madre.
El infante en la medida que interroga el deseo de la madre va encontrándose que el objeto de deseo de la madre es el falo. Ponerse en el lugar del falo para ser deseado por la madre deja al niño en una posición confusa.
A pesar del niño afirmarse en su deseo desde la primera simbolización, y, someterse a la ley de la madre, no todo puede seguir su curso normal, Lacan nos dice que pueden darse complicaciones ulteriores, ya que su deseo es deseo del deseo de la madre, entre otras cosas, pertenezca ésta al mundo del lenguaje. Pero, dice Lacan que la vía imaginaria, es una relación de espejismo y no es la normal, es necesario que un tercer término entre en la relación. Es por la vía metafórica la salida del infante en el Edipo, ésta vía metafórica concierne a la función del padre[7], dice Lacan que se encuentra en el corazón del Edipo.
Esta dialéctica Lacan la explica en tres tiempos determinantes y nodales para el sujeto en ese proceso su deseo inconsciente va a ser causado por la posición de la función paterna que es nada menos, donde el padre ocupa el lugar de la madre para dictar su interdicción como lugar de la ley, pero esta ley hecha palabra o símbolo debe ser aprobada por la madre como quien da aval a la Ley. Entonces el infante recibe o no éste mensaje que viene en el lugar del Otro como Nombre del Padre.
Clarificar el tema del deseo todavía me cuesta, más, el inconsciente habla por uno y hace que fluya el rio y salga a flote lo que trae: Hablar del deseo, es abstraerse e ir desenvolviendo la madeja de la historia fantasmática construida para sostener un sentido de vida, hecho de contradicciones, deseos ambivalentes, rodeos y al fin de cuentas es saber y reconocer que la tinta con que está hecho el inconsciente es del Otro que también es un ser deseante.


1. Jacques Lacan, Seminario 5, pagina 188, ediciones Paidos
2. Lacan todavía en este seminario (5) utiliza el termino de comunicación, más adelante va a hablar expresamente de lenguaje y  la palabra como significante  que lleva al sujeto a producir significación.
3. Obras Completas, La vivencia de satisfacción pag. 364, Amorrortu editores.
4. Jacques Lacan, Seminario 5, pág. 148, ediciones  Paidos.
5. S.Freud, Obras  completas, El principio del placer, pag. 14, edición Amorrortu.
6. Jacques Lacan, Seminario 5, pág 188, ediciones Paidos
7. Jacques Lacan, Seminario 5 pagina 165, ediciones Paidos

¿Quién de verdad se es?


Clara Janeth Suarez Poveda
El propósito de mi pregunta, es indagar  por los diversos sentidos a los que como sujetos estamos atados al Otro. Con la finalidad de develar como ese  Otro nos constituye. Y si nuestro destino  atiende a un deseo propio o al deseo del Otro.
 Diría entonces que: si nuestra existencia está dada por el deseo del  Otro, estamos sujetos a él, ¿Quiénes en verdad somos? , ¿Que deseamos? , ¿Cuál es nuestra verdad?, ¿hacia dónde vamos? Han sido algunos de los mayores dilemas  entre los que se debate la humanidad. Suelen ser también éstas algunas de las molestias e incertidumbres que traen los pacientes a la consulta y diría que fueron también estos interrogantes los que comandaron mi pregunta que aún me inquieta y  me moviliza a la búsqueda  por dar cuenta  de quien en verdad se es.
El título “de las formaciones del inconsciente”. Atiende  precisamente al recorrido y los hallazgos que encuentra Lacan sobre la noción de Sujeto en Freud. Cuando él se pregunta por: “¿Qué es un sujeto?” Nos aclara; que no debemos confundirnos, con la realidad individual que tenemos delante, nos lleva a pensar que es la palabra la que se impone como estructura. Es así como para el sujeto hablante, en la medida que habla, sus relaciones no pueden reducirse simplemente a otro, Afirma: “siempre hay un tercero, el Otro con mayúscula, constituyente de la posición del sujeto como hablante, es decir, también como analizante”. Lacan lo designa como “la dialéctica del doble sentido”,  porque, este ya indica un tercer elemento. No son dos sentidos, es el más autentico de los dos, se trata de algo que le concierne al Otro. Podríamos decir, que este sujeto va a empezar a constituirse a partir de las significaciones que están inscritas en el Otro; para dar cuenta, de esta dialéctica subjetiva, establece los tres tiempos del Edipo los desarrolla en una sucesión lógica en la que el sujeto ha de introducirse. En relación a dicho complejo y nos advierte que estemos atentos  a  “como se ha de  introducir” pues, a  esto atiende la estructura del sujeto.
Por lo tanto, en un primer tiempo se encuentra la diada madre- Bebé. Donde el infante establece la primera relación con la realidad, experimentando las primeras realidades de su contacto con la vida. Hay tal mutualidad del uno para el Otro, que el niño cree que no hay nadie más. Hay una alienación, que no le permite diferenciar entre el Yo y No Yo. Entre él y el Otro. La madre es primordial; no sólo porque necesite de su sostén, alimento, cuidados, abrigo, presencia,  finalmente que sea él, quien colma su deseo. No desea a la madre, sino su deseo; nos dice Lacan: “Es un deseo de deseo”;  el niño comienza como súbdito a la madre, ya que recibe en bruto su deseo ser el falo de la madre. Es ahí donde se establece la relación del niño con el falo por ser éste el objeto de deseo de la madre. Lo que desconoce el niño es la parte velada que asiste a este encuentro Madre-Bebé; ella no está libre de deseo, en ella hay otro deseo, que Lacan designa como: “deseo impuro” ya que éste es distinto de estar a su  servicio, dé satisfacer su deseo. Al estar la madre ya inmersa en el mundo parlante, adaptado al mundo del símbolo lo que esta desea  en cuanto ser,  le da al niño la posibilidad de algo distinto, que la madre puede desear, en el plano imaginario. La función de éste deseo va a permitir que se establezca finalmente la distinción  entre el sujeto y el Otro. No queda, escapatoria que entrar en la lógica del Otro. No sin dejar de asistir, al dolor de la primera herida narcisista, no ser todo para ella.
Ahora, de una forma menos velada, pero no del todo revelada, el padre se hace notar como interdictor. El padre esta mediado, actúa en calidad de mensaje para la madre. Anunciando una prohibición, el padre interviene efectivamente sobre el discurso de la madre. Se requiere una dimensión nueva que permita la subjetivación del niño; que sea algo distinto al sujeto dependiente, que ha de arrancar al sujeto de su identificación y lo ha de atar al mismo tiempo, con la primera aparición de la ley.
Es a partir del segundo tiempo del Edipo, que se ha de introducir El punto capital: donde “el padre interviene realmenente como privador de la madre” en plano imaginario, y también en el simbólico y en el real, como castración y frustración; ahí es cuando el sujeto al interrogar, al recorrer toda la madre se halla con el Otro del Otro, “a saber su propia ley”. Es en este momento cuando el niño le da la ley al padre, “concebida imaginariamente para el sujeto como privadora de la madre”, la palabra del padre.
En el tercer tiempo que sigue a la privación y al reconocimiento de la castración en la madre, cuando interviene el padre como real y potente y marca, que es él quién lo tiene. Si se produce la identificación con el padre, se dará también la salida favorable del complejo de Edipo. Es a través del Edipo, como se asume el deseo genital que termina ocupando su lugar en la economía subjetiva. Esta experiencia del Edipo es esencial en la estructura y Lacan la nombra como “metáfora paterna”, siendo pues, la relación con el significante el que va a estructurar el inconsciente del sujeto. Al parecer, no es solo el “escalonamiento de la palabra”. La causa absoluta, última de la constitución del sujeto. Es decir, que “más allá de la palabra y de la súper palabra, de la ley del padre”, al parecer es el deseo del otro, es el deseo más profundo del sujeto, en cuanto deseo infantil, el que nos atañe con algo original que aconteció en la infancia y se sepulto, pero permanece suspendido en el inconsciente, inscrito en cada uno dando cuenta a través de nuestro discurso del significante electivo que nos fundo y ahora es la ley que nos representa y comanda. Este significante electivo, el falo. “No podría  representar nada sino para otro significante”. En condiciones normales se sitúa en un segundo nivel de encuentro con el Otro. Lo que llamo S (A/). Al encontrarse el sujeto con que el deseo del Otro está tachado, reconocerá a su vez, “su deseo tachado como su propio deseo insatisfecho” y es así, por intermedio del deseo tachado del Otro, en donde el sujeto se “encuentra con su deseo más autentico su deseo genital”. Que lleva la marca de la castración/ O igualmente, de determinada relación con el significante falo. Significante que se ha de introducir para Lacan “con la finalidad de restablecer la Originalidad, la irreductibilidad y la autenticidad del sujeto”. 
BIBLIOGRAFIA
Jacques, Lacan. El Seminario Libro 5 Las formaciones del Inconsciente 1957-1958”Editorial Paidós. Julio de 2010. Páginas consultadas: 185, 148, 203, 204, 207, 190, 173,  198, 367, 375, 366.
Jacques, Lacan “Escritos 2 Siglo veintiuno editores, 1.995. Página consultada: 814.

La relación de objeto en el primer tiempo del Edipo

Hernán Fonseca*

Cuando digo “tiempo del Edipo” me estoy refiriendo a un tiempo lógico en el que se constituye un sujeto bajo la incidencia de ciertos factores relacionados con su entorno y quienes viven allí y comparten la vida del sujeto. Lacan afirma que el Edipo se da en tres tiempos. En este escrito me voy a referir al primer tiempo del Edipo, guiado por un interrogante: quién se relaciona con qué, de qué modo y qué caracteriza este momento.
Lo que ocurre en primera instancia es el encuentro del niño con la madre. ¿Cómo es el encuentro fundamental del niño con la madre? ¿Por qué señalo que es fundamental? Porque es el tiempo de nacimiento del deseo, y el tiempo en el que, de acuerdo con la manera como el deseo marque al sujeto, se definirá su destino psíquico. La madre, por la incidencia -¿necesidad y demanda?-  del deseo se constituye en objeto primordial para el niño. ¿Por qué adquiere la madre el estatuto de objeto primordial? Se puede interpretar en el sentido de que es la dadora de vida. No me refiero solamente el hecho de haber dado a luz al niño, sino porque su incidencia deseante en él será lo que le dé vida y lo mantenga vivo. Para que el niño sobreviva necesita tener el deseo de la madre, que, en otras palabras, sería contar con su amor.
¿Por qué el  sujeto infans necesita del deseo de la madre para vivir? ¿Por qué no es suficiente con nutrirse de la leche que toma del seno materno, crecer físicamente y vivir en el mundo de los hombres? ¿Qué valor nutricio  lleva en sí el deseo de la madre y que deposita en el niño cuando le manifiesta su deseo? Una interpretación que tengo a  este interrogante es que desear el deseo de la madre   es desear sentirse deseado. Dice Lacan sobre desear el deseo: “Es distinto desear algo que desear el deseo de un sujeto. Se trata de un deseo de deseo” (Seminario 5, p. 204). Reconocerse como sujeto deseado es lo que nutre la vida anímica del sujeto. El deseo es el deseo del Otro.
El niño, entonces, desea el deseo de la madre en este primer momento, y es esta una experiencia ambivalente. En ella confluyen el amor y el goce. Mi mamá me ama y amo ese objeto que me ama y me da la satisfacción, el éxtasis, de sentirme deseado. Además de amarme, el objeto madre me hace gozar. Gozo deseando el deseo de mi mamá y gozo satisfaciéndome en ser su objeto de deseo: su falo.

Vistas así las cosas este momento es vital para la construcción subjetiva, si se comprende esta construcción como un encuentro con un objeto de satisfacción, entendida dicha satisfacción como sentirme deseado, y amado,  en el campo del Otro que, además, como tal objeto, me deparará formas de goce.
Pero la relación con este objeto primordial no es tan clara ni tan fácil. Se trata de una relación problémica, es decir, lanza a un sujeto a una búsqueda, y problemática, pues pone al sujeto en crisis y lo invade de problemas. Ser el objeto de deseo de la madre, hacerse a su deseo, no es fácil. “Se trata de saber cómo podrá alcanzar dicho objeto”, dice Lacan, y se pregunta a este respecto: “¿Qué se necesita para  que el niño llegue a coincidir con el objeto de deseo de la madre, que ya podemos representar en este nivel como lo que está inmediatamente a su alcance”.  La respuesta es que al niño le toca buscar la manera de ponerse en el lugar que ocupa el objeto de su deseo; por ejemplo, si advierte que dicho objeto es su padre, entonces querrá desplazar al padre y ocupar su lugar. Pero ya sabemos de lo que se trata con el padre: este padre aparecerá y va a mostrarle al niño que la madre no le pertenece. Entra en el segundo tiempo del Edipo, que es el encuentro con el falo y la castración.
Surge para el niño un campo de trabajo singular: ser o no ser el falo, tenerlo o no tenerlo, lo cual se constituye en una dialéctica subjetiva fundamental para construirlo como sujeto, construcción que en este momento tiene que ver con la compenetración con la madre. Luego vendrán los otros dos tiempos del Edipo que van a ser parte del proceso de constitución del niño como sujeto. La relación con el deseo está marcada por vicisitudes y aventuras, y lo señaló Lacan en estos términos: “La relación del hombre con el deseo no es una relación pura y simple de deseo. En sí no es una relación con el objeto. Si la relación con el objeto estuviera ya instituida no habría problema para el análisis. Los hombres, como hacen presuntamente la mayoría de los animales, se dirigirían a sus objetos. No habría esa relación segunda” (seminario 5 p. 207).
Ser o no ser deseado y amado por la madre deja una marca en el sujeto. ¿Qué marca es esta? Una condición que le va a favorecer o dificultar el encuentro con el Otro y el ingreso en el ámbito de este Otro.

* Profesor de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia - Tunja

El entramado de la singularización. Entre el fantasma y la fantasía

Luisa Fernanda Cañas Arandia

La configuración del Fantasma a partir de Lacan se comprende desde el matema (S ◊ a), que cual da cuenta de la manera en que se lee la relación de la barra en el sujeto y a su vez de su correspondencia con el objeto a, lo que constituye una relación conmutativa en la que el sujeto se barra con el “objeto a”, que posee el estatuto de transitoriedad y sustitución, conflagrando así una interacción en la que el sujeto puede relacionarse con el objeto que causa su deseo, por lo que se reconoce la falta que se instaura en el sujeto y a su vez propende la emergencia del deseo sobre un objeto fluctuante.
Es de esta manera, en que Lacan dilucida la construcción del fantasma en el sujeto, el cual permite entrever sus primeros esbozos en la castración, escena en la que el sujeto reconoce su propia falta por medio del interrogante planteado por el autre (A), que se instaura en el terreno fálico y cuyo estatuto simbólico de orden significante tiene como función ordenar los efectos de los significantes sobre los significados, es decir, propender la construcción del fantasma y su entrecruzamiento con la posibilidad de significación de la cadena significante.
Es así como el fantasma constituye el cuento consciente que funciona a manera de motor encubridor, ocasionando que el sujeto se movilice a lo largo de su vida de acuerdo a una estructura de horizontes transitorios que encubren la falta original, que da cuenta de un objeto que pone al sujeto a desear.
Frente a esta conceptualización Lacaniana, emerge el cuestionamiento por su relación con la Fantasía Freudiana, deliberación que nace del entretejido histórico – teórico – clínico, que realiza el primer autor en función de otorgar una comprensión respondiente del fenómeno humano de la singularidad, así que ¿cómo sería posible preguntarse por lo singular sin remitirse precisamente al terreno de lo fantasmático y lo fantasioso?
De acuerdo a lo anteriormente cuestionado, se hace pertinente abordar la comprensión de la fantasía Freudiana, cuya función se ancla en el terreno de la proyección y configura los recuerdos encubridores, que al poseer el estatuto de invenciones inconscientes, se construyen con base a infinitas escenas análogas de la vida del sujeto enlazadas por relaciones simbólicas que le permiten al sujeto sopesar escenas, conflictos, emociones que al no ser elaboradas y por ende ser demasiado dolorosas, arrojan como vestigio una escena cuidadosamente configurada para atemperar la angustia generada y así proporcionar aparente calma al sujeto.
Esa así que el cuestionamiento convoca a pensar sobre el estatuto de la singularidad en las conceptualizaciones Lacaniana y Freudiana en el dominio neurótico, donde el fantasma y la fantasía corresponden a construcciones genuinas del sujeto que se instauran a partir del terreno simbólico que responden a una falta original. Es desde esta perspectiva, en que la configuración del fantasma y la fantasía corresponden por una parte, a la constitución del sujeto para pasar a ser el objeto del deseo del otro, y por otra, a la construcción subjetivizante de carácter análogo en correspondencia con la función onírica, propendiendo así procesos de encubrimiento a vivencias con fallas amplias de elaboración.
El carácter singularizador del fantasma es susceptible de ser observado mediante las tres fórmulas del deseo, en las que su construcción se elabora consecutivamente, estableciéndose como nulo en la primera fórmula, el deseo, dado que la única elaboración fantasmática reconocible en ésta es la de la madre, sobre la cual, es precisamente el hijo quien va a generar una efecto de ancla para así pasar a la segunda (en el plano de la imagen); la demanda, en donde el estatuto simbólico permea el ingreso de la función del nombre del padre, cuya emergencia provee al niño del esbozo de una cadena significante en la que el deseo, al ser atravesado por el lenguaje pasa a envestirse como demanda, para transitar finalmente a la tercera, la castración, en la que el ingreso del Otro barrado y la barra en el niño mismo se relacionan con la demanda al instaurarse la falta, que a su vez constituye al sujeto deseante, cuyo deseo que instaura en el deseo del A. El fantasma se constituye para atemperar el sufrimiento y luego es el mismo fantasma es que genera sufrimiento al sujeto al no poder sostenerse.
Finalmente, se hace pertinente manifestar la propiedad relacional de las dos construcciones, cuyo carácter data de procesos intrasubjetivos que emergen de construcciones intra e intersubjetivas, aspecto que corresponde no sólo a un proceso singularizador sobre el sujeto, en el que las construcciones dan cuenta de procesos relacionales en los que las configuraciones y los entretejidos subjetivos arrojan como resultado, un sujeto barrado que se ubica en una serie de fenómenos de orden social yuxtapuestos a configuraciones singulares a los que apunta el psicoanálisis en términos de comprensión e investigación.

Necesidad, demanda y deseo: articulación y algunas diferencias

Florencia Reali
 
 

Durante mi lectura del seminario V me surgieron las siguientes preguntas: ¿Qué tienen en común y cómo se diferencian la necesidad, la demanda y el deseo?¿En qué sentido la necesidad en los animales, que no tienen lenguaje, se diferencia de la necesidad en el ser humano que habla?
En cuanto a la articulación entre necesidad, demanda y deseo, en el seminario V, se destaca el rol de la acción trasformadora del significante. La necesidad primordial es atravesada por el significante dando paso a la demanda. En (p. 90, El sinsentido y el paso al sentido) dice Lacan: “la demanda es aquello que “pasa” desde la necesidad, por medio de un significante dirigido al Otro”. El deseo surge en un tercer tiempo lógico, en el más allá de la demanda, en una operación mediada por la significación fálica.
Durante la visita de Gustavo Stiglitz, mis preguntas se acotaron como resultado de sus conferencias. El habló de que la necesidad, la demanda y el deseo tienen relaciones distintas con el objeto y con la satisfacción.
Mis preguntas entonces tomaron la siguiente forma: ¿Cuál es la relación con el objeto (que designa o satisface) en el caso de la necesidad, la demanda y el deseo? ¿Existe una posibilidad de satisfacción en cada uno de los tres casos?
En el seminario V, Lacan plantea tres tiempos lógicos y en cada uno se establece una relación distinta con algún objeto:
  • a) En el primer tiempo lógico la necesidad biológica está condicionada a un objeto que tiene carácter específico. Es decir, la necesidad se satisface naturalmente a través de muchos distintos objetos específicos. El animal tiene hambre (necesidad) y la satisface a través de cualquier comida (objeto).
  • b) En un segundo tiempo lógico, la demanda surge como desviación del registro de la necesidad bruta. La necesidad entra en el desfiladero de los significantes perdiendo su especificidad con respecto al objeto. La demanda no es demanda de objeto sino de una respuesta. Dice Lacan que toda demanda es demanda de amor. La demanda ha quedado alienada en la palabra en el campo del Otro.
  • c) En un tercer tiempo lógico aparece el deseo en el más allá de la demanda. La relación con el objeto vuelve a tomar un lugar relevante. Pero, al igual que la demanda, el deseo está articulado al Otro. Al igual que en la necesidad, el deseo está condicionado a un objeto. Pero, a diferencia de la necesidad primigenia, el objeto que designa el deseo tiene carácter absoluto. La condición absoluta en el deseo hace que no pueda ser satisfecho. El interés del sujeto no es por el objeto en sí mismo, sino por la situación misma de ser un sujeto deseante.
 
De la relación con el objeto Lacan dice (p. 339, capítulo Las fórmulas del deseo): El deseo inconsciente […] es algo distinto que cualquier cosa dirigida a un objeto. Desconocemos el deseo que queremos reconocer porque le asignamos un objeto cuando no se trata de un objeto. El deseo es el deseo de aquella falta que en el otro designa otro deseo.

Segunda cuestión: ¿podemos satisfacer la necesidad, la demanda y el deseo?
La necesidad primigenia se satisface en el registro real con un objeto cualquiera: La sed se calma con el agua. Pero la satisfacción de la demanda no es la satisfacción de una necesidad. La demanda busca una respuesta del Otro. Entonces, la demanda no busca satisfacción en el registro real sino en el registro simbólico.
En el caso del deseo, el objeto no sirve para satisfacer el deseo sino para designarlo. La relación con un objeto es compleja ya que el deseo no puede nunca ser satisfecho.
En varios capítulos del Seminario V se trata la imposibilidad de satisfacción del deseo así como la búsqueda del sujeto por mantener el deseo vivo, es decir, mantener el deseo insatisfecho. En “Las fórmulas del deseo” dice Lacan: “Si la relación del deseo con el objeto no fuera problemática no habría tema para tratar en el análisis. Los hombres, como los animales, se dirigirían a su objeto, y no le darían rodeos a éste. […] es decir, el hombre goza de desear, de ahí la necesidad de mantener el deseo insatisfecho.” En “El significante, la barra y el falo”, Lacan nos dice que el deseo es excéntrico a la satisfacción.
¿Cómo vislumbrar la necesidad, el deseo y la demanda?¿Se presentan juntos o separados?
Un niño mira el escaparate y dice: “Quiero ese pastel y no otro.” En este caso, ¿podríamos nombrar un componente de necesidad, un componente de la demanda y también del deseo? ¿Estarían anudados e inseparables el uno del otro?. Hay necesidad bruta en cuanto a que hay hambre, y el hambre se sacia con comida y en particular con ese pastel. Pero el hambre se sacia con cualquier comida y sin embargo el niño quiere “ese” pastel y no otro: He ahí el deseo. Por último, la demanda: el pedido está dirigido a algún otro, quien responde, le da (o le niega) al niño el pastel que pide.

Acerca del cartel "Formaciones del inconsciente"


Beatriz García Moreno

El cartel formaciones del inconsciente, surgió de una política de la dirección de la NEL Bogotá, en el período 2010, 2012, cuando propuso la creación de carteles como dispositivo para llevar adelante una tarea de transmisión del psicoanálisis, en torno al seminario 5 “Formaciones del inconsciente” de Lacan que se proponía desarrollar en el marco del Seminario de Orientación Lacaniana, desarrollado con invitados internacionales.
Atendí ese llamado y entré a funcionar como más uno, en un cartel que se conformó en su mayoría, con personas que tenían alguna trayectoria anterior, y otras que se acercaban por primera vez a la lectura de Lacan, y a la Escuela. En tanto que el trabajo que se iniciaba respondía a la convocatoria del Directorio del momento, que buscaba enlazarlo al Seminario SOL, se consideró tratarlo como cartel ampliado con variación en el número de participantes. Sin embargo puede decirse que a través del trabajo, que tuvo una duración de año y medio, hubo un grupo permanente de cuatro más uno, que en los últimos seis meses se amplio a siete más uno. Esta modalidad permitió que se acercaran al cartel diferentes personas, algunos asociados y otros quizás curiosos por el tema que se abordaba.
Con el fin de instalar el trabajo de cartel, desde un comienzo se fijaron las reglas de juego: se dio nombre, “Formaciones del inconsciente”, se declaró a la Escuela, que como se dijo, fue la promotora, se hizo un primer reconocimiento del seminario, y se decidió leerlo por capítulos. El orden de lectura se fijó por sorteo, de acuerdo con la propuesta de Lacan, con el fin de evitar un orden por el que más sabe, o por identificación entre los participantes. Como muchos no conocían el mecanismo del cartel, el más uno explicó de que se trataba, e interpeló a cada uno sobre el interés que los motivaba a participar del cartel, apuntando con ello a diferenciarlos y a qué pudieran formular su propia pregunta.
La entrada individual de cada uno que definiría su rasgo y empezaba a dar cuenta de su singularidad, fue formulada por primera vez, luego de algún tiempo de trabajo cuando se tenía la posibilidad de un mayor acercamiento al tema. La elaboración singular de cada cartelizante fue puesta a discusión en diferentes momentos del trabajo, cuando se hizo pausa en la lectura, y se atendió a la enunciación particular. Los últimos dos meses se dedicaron a esa enunciación singular de cada cartelizante, y es así que cada uno formuló su propia pregunta:: Florencia Reali, “Necesidad-demanda-deseo. Articulación y algunas diferencias”, María Fernanda Cañas, “El entramado de la singularización: entre el fantasma y la fantasía”, Hernán Fonseca “Una lectura del objeto en el primer tiempo del Edipo”, Clara Janneth Suárez “¿Quién en verdad se es?”, María Elena Córdoba “El sujeto en los desfiladeros del deseo”, Clarisa Harari, “El concepto de deseo. Su referencia en la histeria y en la neurosis obsesiva”, Marino Segura “Cómo se configura la culpa en el obsesivo”. Mi rasgo lo enuncié como “Los Otros del grafo del deseo”.
Con la reunión de hoy donde se pone a cielo abierto los productos de cartel, se invita a la Escuela a ser interlocutor del trabajo producido, y con ello se da cierre a un trabajo continuo que permitió ahondar en este importante seminario.
Sólo me resta agradecer a los participantes por su trabajo permanente y su entusiasmo que permitieron hacer de la reunión de cartel un festín como propone Miller, cuando se refiere a la transmisión del psicoanálisis, donde cada uno libidinizó su trabajo.

Acerca del Cartel Regional de la NEL


Beatriz García Moreno

A comienzos del año 2011, por iniciativa de la Presidenta de la Nueva Escuela Lacaniana, Piedad Ortega, se conformó una comisión regional encargada de impulsar el trabajo de cartel en la Escuela desde la perspectiva de consolidar la Escuela Una. En ese sentido fuimos convocadas, Elida Ganoza de Lima, Mayra de Hanze de Guayaquil, Ana Vigano de México y yo de Bogotá. Desde la primera reunión la presidenta habló de la política de la NEL de impulsar el trabajo en este dispositivo como una manera definitiva de transmitir el saber del psicoanálisis que se diferenciaba del saber universitario propagado como modalidad en diferentes lugares. El cartel decía, propuesto como dispositivo de trabajo de la Escuela como Lacan, ha sido dejado de lado por muchos, y es la posibilidad de cuidar de lo singular.
Además de una propuesta de Comisión que apuntaba a indagar sobre el estado del trabajo en cartel en las diferentes Sedes y Delegaciones de la NEL, para lo cual se encargó a cada una de la participantes, y de hacer un boletín destinado a dar cuenta del trabajo en cartel, que fue denominado a-ritmo- propio, y caracterizado por un logo que representaba la paradoja de Aquiles y la Tortuga, la presidente propuso que esta comisión asumiera las características de cartel que trabajara sobre el estatuto mismo del cartel. El tema fue escogido con entusiasmo por la comisión y fue así como se procedió a formalizarlo: El tema se nombró como “qué es el cartel y su importancia par al Escuela”. Se nombró a Mayra de Hanze como Más uno y cada una de las participantes, formuló su pregunta y definió su rasgo: Piedad Ortega: el cartel en la Escuela hoy, Ana Vigano, el saber que se tramita en el cartel, Mayra de Hanze, el cartel y el pase, Elida Ganoza, el cartel y la política del psicoanálisis, y mi pregunta la transferencia en el cartel.
El trabajo se ha desarrollado durante año y medio, con una periodicidad de dos reuniones al mes, donde cada quien ha expuesto el adelanto de su trabajo. Se ha reiterado la importancia del dispositivo para la Escuela, su diferencia con el saber universitario, el lazo de trabajo que se crea, el discurso que se pone en funcionamiento, el trabajo singular que exige, en el cual hay una enunciación desde lo singular, como un trabajo necesario para cualquier admisión a la Escuela, como una formación necesaria para ser analista y para dar cuenta en el cartel del pase de su propio proceso. Se ha visto importante la promoción de carteles no sólo en las sedes y delegaciones, sino inter sedes y delegaciones, aprovechando para ello el recurso del internet.
El cartel ha funcionado vía internet, pero hemos tenido dos encuentros presenciales en Río de Janeiro, en Enapol, y otro en Buenos Aires, en el Congreso de la AMP, donde se han confirmado los lazos de transferencia de trabajo establecida.
En este momento cada quien está desarrollando su productos. Algunos de ellos se han publicado.
El trabajo de la comisión ha continuado en paralelo sus actividades, una de ellas ha sido la configuración de un catálogo de carteles de la NEL, pronto a salir, en el cual de declara la asistencia de 38 carteles activos en la NEL.

Texto de apertura


Jornada de Carteles NEL-Bogotá.

Septiembre 5 de 2012

Gloria González

 

Recibí del nuevo Directorio de la NEL-Bogotá la invitación a asumir la coordinación de la comisión de carteles para el período 2012-2014. Esta invitación y mi aceptación a la misma, me llevaron a repensar tanto el dispositivo, como lo que ha sido mi experiencia él.

Hubo un tiempo en el que mi relación con el cartel, al menos a primera vista, estuvo marcada más por el fracaso que por el éxito; no se sostenían los carteles de los que formaba parte, o no se consolidaban los productos de cada uno. A partir de este punto de fracaso pude formalizar que la falla, de al menos una de esas experiencias, consistió en colocar el saber en un miembro del cartel, esperar de él las respuestas; esto hizo obstáculo a la producción de los demás integrantes. Constatar ese punto, me ayudó a entender a posteriori, que el dispositivo del cartel no es caprichoso, que su lógica, como veremos, contraría el establecimiento del Ideal y desfavorece las identificaciones. La relación con el saber, que el cartel propone, es una relación anclada en el deseo de saber, construida a partir del vacío.

El obstáculo, no obstante, no me ha desanimado. Sabemos en psicoanálisis que es precisamente a partir de lo que no anda, del síntoma, que es posible no solamente llevar a cabo una experiencia, sino producir una invención.

Asumí la coordinación de esta comisión, alentada por la idea de consolidar para nuestra sede esta forma distinta inventada por Lacan para la transmisión del psicoanálisis. Creo que el conocimiento sobre este dispositivo lo estoy empezando a construir, y apenas ahora, a pesar de los años que llevo en la Escuela, el cartel se me presenta con toda su importancia, como el medio por excelencia para la producción de saber, para la transmisión y para la vinculación con los otros. Eso que llamo el punto de falla, habría que pensar si corresponde al dispositivo propiamente, o a quienes nos servimos de él, a la forma en la que lo usamos y cómo nos relacionamos con los otros y con el tema de interés. La jornada de hoy es prueba de que ese dispositivo ha funcionado.

 

LA INVENCIÓN DE LACAN

En 1964 Lacan buscaba poner en marcha su proyecto Escuela, bajo la modalidad de una “elaboración sostenida en un pequeño grupo”, es decir, que el trabajo se hace con otros, pero es a cuenta de cada integrante, responsabilidad propia. En 1981, dice del cartel que es el “órgano base” de su Escuela.

Es una invención, que advertida de la tendencia natural de los grupos a producir en ellos fenómenos de masa y a erigir a alguien como su líder, procura contrarrestar esos efectos, evitando la segregación, haciendo del líder una función e introduciendo la permutación, que implica juntarse temporalmente teniendo en el horizonte la separación.

Pretendía con esta estructura, distanciar la formación de los analistas de la figura de los didactas, que ésta no quedara atrapada por un saber jerarquizado. No dar consistencia al UNO, sino a los UNOS (uno por uno) que están en la Escuela o se acercan a tocar a su puerta. Es esta la política que nos orienta para intentar hacer existir una Escuela en la que cada integrante pueda reconocerse como siendo uno (con su diferencia absoluta) entre los demás.

Se trata entonces de un dispositivo, un mecanismo (algo que pone en funcionamiento un engranaje), pero también conector, lo que permite articular un adentro y un afuera - de la Escuela -. Mecanismo y Conector son pues palabras que se puede agregar a la serie en la que se inscribe el cartel como puerta de entrada y como bisagra.

Contamos en la Escuela con dos dispositivos fundamentales, el cartel y el pase, del que no hablaré hoy sino para decir que también hay en la Escuela de Lacan un Cartel del Pase, que decide el nombramiento de los Analistas de la Escuela, a partir de lo que logran transmitirle los pasadores, sobre los testimonios de los pasantes. El pasante es quien habiendo hecho la experiencia de un análisis, toman el relevo de la función del analista y “se postula a la Escuela como el que pude ser analista de su experiencia”.

El cartel aloja la singularidad de cada uno de sus integrantes, respeta sus ritmos y sus tiempos, acoge sus preguntas. El saber que en él circula no está desligado de la experiencia subjetiva y de las mutaciones que cada uno pueda tener en su trabajo analítico. La introducción del efecto sujeto en él, el aislamiento del rasgo que cada uno pone al trabajo, los puntos a los que puede arribarse en cada caso, dan cuenta de que, lo que mueve el engranaje es el deseo de saber, el vacío. Esto es contrario a una posición desde la cual la que el sujeto puede concluir que no tiene nadie a quién dirigirse, que lo que el Otro sabe no importa o al hecho de identificarse a la verdad en tanto satisfacción del propio saber, en cuyo caso el sujeto supone que no tiene nada que aprender de nadie.

Si bien conocemos que los pilares de la formación son la experiencia psicoanalítica, el control de la práctica y la instrucción teórica; “la novedad que introduce Lacan y Miller destaca, es que la formación del analista, en relación a ese punto de fuga, implica una producción”, que si bien es individual corresponde al fruto de un trabajo en grupo.

El cartel está pues en la puerta de entrada de la Escuela tanto para los que se aproximan a ella queriendo entrar a conocerla, como para los que, habiendo hecho su experiencia de análisis, proceden a tratar de pasar el saber singular extraído de ella. Cartel pues por el que Lacan aspiraba a que entraran los interesados en su Escuela y cartel también el dispositivo que confiere una nominación (AE) a aquel que da pruebas
de serlo y que transmitirá un saber no epistémico sino testimonial.

Ahora bien, la conformación propuesta por Lacan para este pequeño grupo -como leemos en la cita del Acto de fundación que colocamos en el texto de nuestro blog - consiste en que se juntan temporalmente para trabajar, cuatro Más Uno. Este “más-uno”, es ante todo, una función y desde esta reducción a la función, debe operar para impulsar el trabajo, para mantener viva la transferencia puesta a prueba en el acontecer diario, en la contingencia, y para animar a la producción de cada cartelizante y a la presentación de esos productos. Se trata, de un “líder modesto”, un “líder pobre”, son las palabras que usa Miller. Él debe insertar el efecto sujeto en el cartel, hacer de la división subjetiva algo que pone al trabajo, debe ser un “buen provocador”, promover la buena pregunta y permitir que surja el rasgo apropiado con el que cada sujeto se hará representar en el trabajo. Lo que este más uno debe hacer consistir es precisamente una lógica del No– Todo, en esa estructura que él mismo descompleta. Es la razón por la que podemos pensar que este más uno es al mismo tiempo un Menos Uno.

No obstante la estructura propuesta, nuevas invenciones para el funcionamiento de los carteles han tomado forma en nuestra comunidad, entre ellas los carteles ampliados y los fulgurantes. Su aparición en nuestro ámbito nos conduce a preguntas acerca de la vigencia de la estructura propuesta por Lacan, dadas las coordenadas de nuestra época. ¿Debemos preservarla tal y como nos la formuló? ¿Es preciso cambiarla? No hay para mí aún una respuesta final a estos interrogantes, pero extraigo que lo más importante es que se pueda poner en funcionamiento un dispositivo eficaz contra los efectos de masificación y favorable a la transferencia de trabajo y por tanto, a la formación, es decir, un dispositivo que mantenga vivo el deseo de saber.

Entretanto, vamos avanzando, cada uno a su propio ritmo y compartiendo
nuestros avances. Bien, los productos que hoy se ponen aquí a cielo
abierto, muestran la elaboración propia que, respecto a una pregunta
particular, ha elaborado cada uno de los cartelizantes. Sobre el cartel también podremos seguir conversando, elaborando, produciendo un saber que como todo saber nunca será acabado.

 

Bibliografía:

Bassols, M. El cartel bisagra.

Miller, J.A. El cartel en el mundo

Viganó, A. El cartel: hendidura y bisagra, en A ritmo propio, No. 5

Jornada de carteles (Reseña)

El pasado sábado 15 de septiembre se llevó a cabo una jornada de carteles en la sede de la NEL-Bogotá, en su desarrollo tuvimos la oportunidad de volver sobre la lógica que soporta el funcionamiento del cartel, conocimos acerca de la experiencia del “cartel regional”, iniciativa de la presidenta de nuestra Escuela, Piedad Ortega de Spurrier, y, se informó sobre los carteles que han venido trabajando como preparación a las próximas Jornadas de la NEL, a realizarse en octubre próximo en Medellín.

Durante la segunda parte de la jornada escuchamos la puesta a cielo abierto de los productos provenientes de dos carteles.

1. Cartel Psicoanálisis y Educación. Carlos Jilmar Díaz:

2. Cartel Las formaciones del Inconsciente:
  • Beatriz García Moreno: "Una experiencia en el cartel Formaciones del inconsciente".
  • Florencia Reali: "Necesidad, demanda y deseo.  Articulación y algunas diferencias".
  • Luisa Fernanda Cañas: "El entramado de la singularización. Entre el fantasma y la fantasías”
  • Hernán Fonseca: "Una lectura del objeto en el primer tiempo del Edipo"
  • Clara Janneth Suárez: "¿Quién en verdad se es?"
  • María Elena Córdoba: "El sujeto por los desfiladeros del deseo"
  • Clarisa Harari: "El concepto de deseo. Su referencia en la histeria y en la neurosis obsesiva."

Los textos leídos y discutidos durante dicha Jornada pueden leerse a continuación.

jueves, 27 de septiembre de 2012

Estares y malestares de los adolescentes... hoy


El Centro de Investigación y Docencia en Psicoanálisis de la Nueva Escuela Lacaniana
NEL-Bogotá
invita al Seminario
"Estares y Malestares de los Adolescentes...hoy"

Presentación

El seminario abordará la adolescencia como tiempo lógico en que un sujeto va a ponerse en juego al enfrentarse con la falta estructural de un saber sobre la relación entre los sexos. Esto bajo el imperio de algo que empuja al encuentro, y frente al cual no queda otra salida que inventar.

Con la "Metamorfosis de la pubertad", Freud nombra la travesía que se opera para un sujeto entre su ser de niño y su ser de hombre o mujer. Lacan, por su parte con "El despertar de la primavera" da cuenta del descubrimiento del agujero central existente en la relación sexual y por esa vía, subraya el lugar de la pulsión y del goce, nombres de lo real allí en juego.

El Seminario tomará como referencia central la lectura detenida y minuciosa del texto de S. Freud "Tres ensayos de una teoría sexual infantil" a la luz de la enseñanza de Jaques Lacan. Teniendo en cuenta tanto lo estructural como las formas de manifestación de lo sexual y de la pubertad hoy, pretendemos interrogar ¿Qué de este texto sigue teniendo vigencia en lo contemporáneo? y ¿Cómo es posible, desde el psicoanálisis hacer un abordaje de los estares y malestares de esta época llamada adolescencia?

"Lacan dirá incluso en el texto sobre “el despertar de la primavera” de Wedekind, que los muchachos no tendrían ninguna relación con las chicas si no tuvieran los sueños para guiarse. Hay que atreverse a enunciar tal proposición en la época de la llamada “liberación sexual”, y repetirla en la época de la hiper modernidad donde los niños miran películas pornográficas desde los doce años.Tienen toda la información. Lacan sin embargo tiene la idea que cualquiera sea la democratización de la pornografía, y el hecho de poner cuerpos femeninos en todas las vestimentas y posiciones a disposición general de las poblaciones, esto no corresponde a la experiencia de la sexualidad". Eric Laurent en "El Orden Simbólico en el siglo XXI no es más lo que era: ¿qué consecuencias para la cura?".

Docentes:
  • Laura Arciniegas, Máster en Psicoanálisis: clínica del sujeto y del vínculo social. Miembro de la NEL-Bogotá y de la Asociación Mundial de Psicoanálisis
  • Guillermo Bustamante Zamudio, Doctor en Educación. Miembro de la NEL-Bogotá y de la Asociación Mundial de Psicoanálisis.
  • Clara María Holguín, Máster en Psicoanálisis y vínculo social. Miembro de la NEL-Bogotá y de la Asociación Mundial de Psicoanálisis.
  • Gloria González, Máster en educación con énfasis en docencia universitaria. Miembro de la NEL-Bogotá y de la Asociación Mundial de Psicoanálisis.
  • Gonzalo Cabrera, Máster en Psicopedagogía clínica. Asociado de la NEL-Bogotá.
  • Beatriz García, Máster en Psicoanálisis: clínica del sujeto y vínculo social. Asociada de la NEL-Bogotá. 


Inicia: viernes 28 de septiembre
Fechas: 5,12 y 19 de octubre, 2, 9 y 16 de noviembre.
Hora: 4:30 a 6:30 pm
Lugar: Sede de la NEL Bogotá

Costos:
Profesionales: $150.000
Estudiantes: $80.000
Participantes del Seminario Adolescentes IN: $100.000

Inscripciones directamente en la Sede a partir de las 3:00 p.m.

Nueva Escuela Lacaniana de Psicoanálisis Nel-Bogotá