Florencia Reali
Comienzo comentando algunas ideas desarrolladas en una entrevista a Jaques Alain Miller publicada en la página web de la AMP – un trabajo titulado “El concepto de escuela”1. Allí, Miller compara la Escuela con la Universidad. Ambas califican una relación con el saber, pero son relaciones muy distintas. La Escuela es un concepto mucho más antiguo, que aparece en la antigua Grecia, usado originalmente para nombrar un conjunto de personas que siguen una enseñanza. Miller resume las escuelas de la antigüedad como agrupamientos de gente alrededor de alguien que pensaba y hablaba bien. Alguien a quien la gente quería escuchar. Por ejemplo, la escuela de Sócrates sucedía en las calles. La gente seguía literalmente a su maestro. Luego sucedieron las escuelas Platónica y Aristotélica.
Más adelante, las escuelas se empiezan a definir, no sólo alrededor de un maestro sino también alrededor de un lugar específico donde la enseñanza ocurre. Las personas interesadas concurrían ese lugar para escuchar al maestro y allí se daba la transmisión de la enseñanza.
La forma de transmisión de saber que triunfa hoy es la de la Universidad. Ésta se diferencia de la Escuela en muchas cosas, entre ellas en que se necesita de una licencia para enseñar, es decir, un título que otorga el permiso para trasmitir un saber. Por otra parte, el período de aprendizaje Universitario está delimitado en sus tiempos y tiene como resultado final la certificación. Miller cuenta que ni Sócrates ni Platón dieron nunca diplomas a sus discípulos. En las escuelas de la antigüedad no se esperar conquistar una competencia o una técnica específica, sino el acceso a una mayor dignidad de la vida humana, “un cierto saber vivir”.
Dice Miller que el concepto de Escuela que Lacan propone, parte de la base de que no hay concepto del analista. Es decir, la escuela está fundada en la no identidad del analista. No hay descripción estandarizada de éste.
Luego de este preámbulo, paso a comentar el artículo de Miquel Bassols titulado “La AMP: Del pacto simbólico a una respuesta de lo real: A los veinte años de la creación de la AMP”
El título del trabajo apunta a la idea de que la AMP fue creada como una respuesta a algo del orden de lo real. También hace referencia a un pacto simbólico. Este pacto tuvo lugar durante la creación de la Escuela Una en 1992 y consistió en encontrar un símbolo – AMP (Asociación Mundial de Psicoanálisis) – que sirvió como punto de apoyo para la unión de cuatro escuelas que ya tenían una orientación común: La École de la Cause Freudienne, La Escuela del Campo Freudiano de Caracas, La Escuela Europea de Psicoanálisis y la Escuela de Orientación Lacaniana (Argentina). La unión tuvo lugar hace 22 años y el pacto se conoce como el Pacto de Paris.
Bassols propone que la AMP cumple la función de Más Uno en el anudamiento inicial de las cuatro escuelas. Luego se unen y crean otras escuelas, entre ellas la NEL. Esta creación es una respuesta a un agujero simbólico, el que bordean todas las escuelas al encontrarse con la no existencia del Analista Universal. Es decir, el agujero surge de la pregunta: ¿Qué es un analista? Esto tiene consecuencias, dice Bassols: La AMP no es un colegio profesional ni una Universidad. Tal institución definiría un analista estándar, con características claras y diferenciables.
Éste reconocimiento de la no identidad del psicoanalista es una de las características que diferencian a la AMP de otros tipos de asociaciones, ya que la AMP está advertida de que parte de una falta en lo simbólico. Sin embargo, se pronuncia al respecto y nos indica cómo apuntar a tratar este real en la experiencia analítica sin desconocer la contemporaneidad del mundo en que vivimos.
Bassols establece una comparación entre lo real del psicoanálisis y lo real de la Ciencia. Lo real de la Ciencia aloja un saber que ya está escrito en un gen o una neurona, y que a diferencia de aquel del psicoanálisis, es un saber que taponea todo agujero (o al menos pretende hacerlo). El saber del psicoanálisis es de otro orden.
La AMP marca un rumbo para la orientación de la investigación psicoanalítica del siglo XXI. Para ello se debe tener en cuenta que el problema ya dejó de ser el desorden de lo simbólico – ese era el problema en los tiempos de Freud cuando la clínica se ordenaba alrededor del nombre del Padre. El problema al que hay que apuntar hoy, dice Bassols, es el del desorden de lo real que queda después de la caída del simbólico.
El segundo texto de Bitácora es titulado “La Escuela, Su orientación”. Se trata de una entrevista a Alicia Arenas (presidenta de la NEL) por parte del comité editorial de Bitácora Lacaniana.
Alicia Arenas describe la organización de la AMP. La NEL es una de las ocho escuelas que la componen. Los temas sobre los que se investiga cada año en la NEL son escogidos a partir de las temáticas que reúnen a la Escuela Una. En este momento, el trabajo de las escuelas se enmarca en el tema “Un real para el siglo XXI”. Ésta, además, es la temática que se tratará el próximo Congreso de la AMP en el 2014 en Paris.
Uno de los objetivos principales de la NEL es el de la formación del analista. Una importante reflexión que se da en la NEL y en otras escuelas es cómo lo institucional debe acompañar las instancias de formación.
Arenas retoma la pregunta que desarrollan Bassols y Miller en los trabajos comentados anteriormente: ¿qué es un analista? ¿un agujero en lo simbólico? Frente a esta pregunta Arenas plantea la importancia de pensar en los dispositivos de formación del analista teniendo en cuenta, justamente, que ésta formación atañe lo subjetivo, la clínica, lo epistémico y lo institucional. No se trata de impartir cursos, ni desarrollar competencias o impartir herramientas técnicas que permitan la obtención de un título. Se trata de operar en relación con los principios de la práctica de orientación Lacaniana. Cito a Arenas: “Que un analista sea el efecto de una formación no es del orden de la necesidad sino de la contingencia, es decir que es un evento que no puede garantizarse de antemano.”
Desde su origen en el año 2002, la NEL ha ido transformándose en función de la experiencia. Pero es una transformación que surge de un trabajo compartido y de una reflexión común. En suma, la escuela inicialmente imaginada por Miller en el 2000 ha cumplido muchos de sus objetivos originales, como el de responder desde los distintos puntos geográficos a una orientación común guiada por problemáticas definidas y tratadas por la AMP en su conjunto.