viernes, 5 de junio de 2020

¿Es el cuerpo a cuerpo un signo del psicoanálisis? Carlos Márquez*

Lo primero que escribí sobre la posición del psicoanalista en la pandemia fue interpretado por Beatriz García como un grito. Efectivamente para mí significó decir basta a un impulso que experimentaba a soltar las amarras que hace tiempo constituyeron una salvaguarda para ir construyendo mi manera de hacerme del lugar de psicoanalista.

El ejemplo de cómo el hermano mayor del discurso psicoanalítico, el discurso de la ciencia, se descoyuntó en medio de este desorden del mundo producido por el virus me dio la ocasión para el segundo texto, que me publicaron en el blog de Zadig LML. Tener una idea de cómo bajo el peso de la demanda del mercado y de las masas, los discursos pueden perder sus más fundamentales defensas nos debe orientar en no responder de manera demasiado apresurada a lo que el mundo puede hacer con el psicoanálisis si no se cuida.

Tiempo y cuerpo en psicoanálisis. Miguel Gutiérrez*


26 de mayo de 2020
           
De las muchas cosas sobre las que Freud escribió de su época, la gripe española no está entre ellas. Está en algunas de sus cartas, como en la que escribe al ministro Oskar Pfister a propósito de la muerte de Sophia, al parecer su hija predilecta, el 25 de enero de 1920: "Esta tarde nos dieron la noticia de que la neumonía por el virus de la influenza nos arrebató a nuestra dulce Sophie en Hamburgo. Nos la arrebató a pesar de que tenía una salud radiante y una vida plena y activa como buena madre y amante esposa, todo en cuestión de cuatro o cinco días, como si nunca hubiera existido”.  La carta a Pfister continúa: "Aunque estuvimos preocupados durante un par de días, manteníamos la esperanza, pero juzgar desde la distancia es muy difícil. Y esta distancia debía seguir siendo distancia, no pudimos partir inmediatamente, como habíamos previsto después de las primeras noticias alarmantes, porque no había ningún tren, ni siquiera para una situación de emergencia. La evidente brutalidad de nuestros tiempos pesa sobre nosotros. Mañana la cremarán”[1].  Resaltan en esta dolorosa carta los temas gruesos de la muerte, el cuerpo, el espacio y el tiempo.