domingo, 9 de junio de 2019

Elogio de la cólera - Carlos Márquez

Si el odio pasa por incrustar en el otro semejante lo que, parafraseando a Parménides, de mi verdad constituye la inconmovible entraña, propiciando esa paranoia invertida en la cual me convierto en su persecutor. Si la indignación es metonimia del objeto en su pérdida, desencadenando la dinámica de su recuperación. La cólera con su brutal honestidad mueve el cuerpo a descargar un exceso que se suscita en un aquí y ahora de la existencia. Plana, franca, encontrará en el odio una orientación o en la indignación una historia.



Esto en parte explica que la cólera muchas veces encuentre su razón en una elaboración secundaria, pues es resistente a la verdad, y que se tenga por loco al que por nada se encoleriza, aunque quien se encoleriza por algo miente. Pues no es que me hayan quitado, ni que estorbe el otro con su molesta existencia. Es que nada cuadra y todo pierde su para qué.

La ley a la que he servido con tanto cuidado se revela como un amo arbitrario, el amor se desenmascara como una ilusión, el asesinato no busca tanto matar, porque el otro no es tan importante, como hallar un límite a este cuerpo que se volvió de pronto excesivo, que arde sin consumirse, como la zarza que se presentó a Moisés con el nombre de "Soy". Y como de ese encuentro absoluto, de la montaña de la cólera se baja con las leyes escritas de un nuevo pacto. De la cólera se despierta, como de una pesadilla, para seguir durmiendo en el vínculo social. 

Al comienzo de la experiencia la vemos aparecer frente a la brusquedad del acto analítico. Al final a veces aparece como límite preciso, ya convertida en cicatriz de una herida que perdió todo sentido. Incurable que aparece primero en la elaboración freudiana como castración materna. Luego como piedra de escándalo hasta encontrarle un rodeo. Finalmente resto sintomático de lo que nunca estuvo destinado a calzar.

Si la indignación es una pasión del tres, y el odio es una pasión del dos. En la cólera el uno se encuentra siempre a destiempo con su soledad.

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