Entonces, esta oscura metáfora de enfermedad y muerte que es el coronavirus, ¿no nos lleva una vez más a preguntarnos por lo que de pulsión de muerte habita el lazo social, más allá de la pandemia?
Leyendo la prensa encuentro noticias que me dan más pistas. En Irán, que está entre los países más afectados por la pandemia, en parte por “la fragilidad de su sistema de salud” [1], y en parte también porque” los iraníes continúan reuniéndose en grandes grupos para la oración prescripta por la fe islámica a pesar de la amenaza de contagio” [2], el Estado Islámico (ISIS) “ha emitido un llamado a enfermar a los infieles con COVID-19”. El jeque Muhammad Ayed llamó a la acción: “es hora de anunciar el califato, liberar Jerusalén, partir hacia Roma y Madrid y conquistar esas ciudades infieles para luego dirigirnos a la Casa Blanca e imponer la justicia del Islam en todo el mundo, Allah nos envió un mensaje favorable con esta peste sobre los infieles y los apóstatas del Islam” [3]. Un llamado a hacer un lazo social que va al extremo de lo perverso, pero que quizás nos hable de lo que se juega, en menor medida afortunadamente, de la pulsión en todo lazo con el otro. Para bien de muchos, y para sorpresa de las agencias de seguridad de la región, gracias a la pandemia, Irán está disminuyendo sus actividades militares y de apoyo a las acciones terroristas; con lo cual el virus, en lugar de ser usado para la inmolación y el asesinato, está haciendo freno a la violencia que esta particular forma de lazo social pensó imponer.
Y en Bogotá, su alcaldesa twitteó, previo a la implementación de la medida de cuarentena en la ciudad, el siguiente mensaje: “que quedarnos en casa no termine en maltrato, violencia intrafamiliar, violencia contra las mujeres, niños, niñas o adolescentes” [4]. Es un claro mensaje que apunta al hecho de que, en el hogar, la cercanía del otro puede disparar lo pulsional. A diferencia de lo que refleja el caso de Irán, aquí el virus no operaría para detener el goce vinculado a la violencia contra el otro, sino para activarla -por la necesidad de aislarse de él- en el contexto de lo más familiar.
La pandemia pasará, aunque tome su tiempo, además de "sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor" [5]. Pero, lo que más nos enferma y mata, ¿pasará? Más allá de los retrovirales y las vacunas, quizás sea momento también de “ensayar” formas menos mortíferas del lazo social, aun sabiendo que, de la pulsión, no todo pasa.
Referencias:
1. CHAYA, Jorge (2020): “El coronavirus reduce la actividad terrorista de Irán”. Infobae. 21 de marzo de 2020. Sección Mundo [consulta: 21 de marzo de 2020]. Disponible en:
https://www.infobae.com/america/mundo/2020/03/21/el-coronavirus-reduce-la-actividad-terrorista-de-iran/
2. Ibídem
3. Ibídem
4. LÓPEZ, Claudia (2020). 20 de marzo de 2020. Disponible en: https://twitter.com/ClaudiaLopez/status/1241037942531018752
5. Frase pronunciada en el discurso del primer ministro británico Winston Churchill ante la Casa de los Comunes (la cámara baja del Parlamento del Reino Unido) el 13 de mayo de 1940, ocho meses después de haber comenzado la Segunda Guerra Mundial, cuando las fuerzas aliadas estaban experimentando continuas derrotas frente a la Alemania nazi (Wikipedia, la enciclopedia libre).
*Asociada de la NEL-Bogotá
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