Por
estos días de aislamiento a causa del Coronavirus se introduce un significante:
confinamiento, el cual es tomado de las medidas ejercidas gubernamentalmente
que implican ya no como un llamado sino un deber legal. Las vías tecnológicas surgen
entonces como la herramienta para sostener el lazo con otros, apostarle a un
lazo que ya de por sí me hace cuestionar de qué lazo podría tratarse. “Lo que
antes nos mantenía aislados ahora nos mantiene vinculados”[1]
oía paradójicamente en una de las entrevistas de Luis Darío Salamone a otros
psicoanalistas, paradójico no sólo por la enunciación señalada, sino porque en
tiempos de confinamiento curiosamente también son videos a los que acudo más
que a los escritos psicoanalíticos. También para la mayoría, son videos los que
circulan con información sobre el virus y sobre medidas de protección, como un modo
de acceder a la subjetivación necesaria para los efectos que como plantea
Miquel Bassols, el virus ha empezado a dejar, en ese real sin ley que se
produce por la pandemia y ya no por el virus en sí mismo; quizá sea porque ante
ese real no hay nada escrito, no hay teoría con lo que se le pueda hacer
frente, al menos no más allá de la noción misma de real que Lacan formuló.
Las
vías de lazo posible que esta contingencia nos deja, a saber, lo virtual, me
recuerda a una imagen tipo meme que circula en redes y que se plantea en
dos tiempos: el primero, corresponde a la de un tiempo antes de la pandemia
donde muchos se encuentran aparentemente tranquilos en su interconectividad dentro
de sus celulares o dispositivos, aislados aunque en presencia de otros; y el
segundo, corresponde al tiempo de la pandemia donde la imagen son sujetos al
aire libre disfrutando del exterior, acompañados y sin virtualidad. La imagen
graciosamente paradójica plantea no sólo la transgresión de una ley social que
se impone en este tiempo y que puede remitir a la pulsión de muerte de Freud,
sino también a mi juicio, introduce otra cuestión que podría ponerse a la
refelxión en medio de la contingencia, esto es, que pareciera que estando
aislados la experiencia del cuerpo se impone como un irreductible, en primer
lugar a la experiencia bidimensional que ofrece la virtualidad, haciendo que en
la ausencia del cuerpo de los otros, éste cuerpo se haga mucho más presente.
Por otro lado, lo que el significante confinamiento introduce, es
justamente pensar también la posibilidad de un modo distinto de concebir el
cuerpo, esto por medio de la experiencia de un Otro que mira, que vigila que
estés en casa, o más allá de ello que se inmiscuye aún en casa; allí donde
Cortázar en su famoso cuento de “Casa Tomada” era expulsado de la casa por la
invasión del goce del Otro, en este caso, la casa ha sido tomada por el goce
sin poder desalojarla, estamos con el Otro en la casa y para ello no hay vía
virtual posible que pueda mitigar los efectos de ese Otro que no sólo remite al
que vigila, sino también a ese Otro corporal y extraño que se produce. De modo
que, me cuestiono dos modos de experiencia corporal; primero aquella vía
imaginaria que me suscita la imagen tipo meme comentada, vía en la que se tiene
una idea de sí mismo,[2]
por medio de las rutinas diarias, los oficios o trabajos, que incluso introducen
la paradoja que plantea el trasladar la masa corporal de un sitio a otro con
una cierta “libertad”, la que al fin y al cabo lo que traslada es la imagen
como cuerpo, aquella con la que se apuesta a seguir trasladando ahora con el
lazo virtual mencionado, esta idea de sí mismo aunque no siempre es sencilla
sino que se plantea como confusa nos dice Lacan, tiene todo su peso. Por otra
parte, se encuentra el cuerpo real que queda confinado, confrontado incluso
aquello que se escapa a la imagen, a ese cuerpo que como indica Lacan uno cree
tener[3]
y disponer de él como a un mueble, ese que levanta campamento, ese que aún sin
trasladarse de un lado a otro hace su presencia, una de otro tipo, bien sea por
consecuencia del Otro vigilante o de ése Otro corporal que de forma espontánea
se manifiesta con la pandemia.
[1] L. Salamone, Conversaciones sobre Psicoanálisis y
la época. https://www.youtube.com/watch?v=sag1XL5VBao
[2] J. Lacan, Seminario 23 El Sinthome. (2004).
(Buenos Aires. Paidos), 147.
[3] Ibid.
*Asociada de la NEL Bogotá
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