La inclusión es una respuesta a las diferentes manifestaciones sociales que pugnan por sistemas que reconozcan la diversidad de lo humano, de sus necesidades y posibilidades (o sea que no compete exclusivamente a la población con discapacidad). Se trata de un compromiso intersectorial para crear condiciones y mejorar la calidad de vida de los seres humanos. Sus antecedentes son recientes: los países miembros de las ONU se comprometieron a crear condiciones políticas, para garantizar los derechos humanos. Este proceso da preponderancia al derecho a la educación (aunque no es meramente un tema educativo) que, se estima, tiene un doble valor: acercar a los conocimientos y promover los demás derechos.
En 1990, se firma la “Declaración mundial sobre educación para todos” (Jomtiem, Tailandia), que busca la satisfacción de “las Necesidades Básicas de Aprendizaje”. Para ello, se propone: fomentar la equidad, universalizar el acceso al aprendizaje y mejorar su entorno, ampliar los medios y el alcance de la educación básica. En 2000, un balance establece que ha habido poco avance, se identifican las prioridades mundiales y se reafirman los convenios. Así, se adopta el “Marco de Acción de Dakar”, con 6 propósitos comunes a los países participantes, a alcanzar en 2015. El énfasis está en la infancia, la educación básica, la alfabetización del adulto, la mujer, buscando igualdad y equidad.
Para alcanzar las metas de "Educación para todos" se creó una estrategia para acceder de manera masiva a la población, lo que significaba afectar el propio sistema educativo. Esta estrategia fue adoptando el nombre de “inclusión” y así, en 2008, la Conferencia Internacional sobre educación (Ginebra, Suiza) fue denominada: "Educación inclusiva, el camino hacia el futuro".
La UNESCO define la inclusión como:
"un proceso de abordaje y respuesta a la diversidad de las necesidades de todos los alumnos a través de la creciente participación en el aprendizaje, las culturas y las comunidades, y de la reducción de la exclusión dentro y desde la educación. Implica cambios y modificaciones en los enfoques, las estructuras, las estrategias, con una visión común que incluye a todos los niños de la franja etaria adecuada y la convicción de que es responsabilidad del sistema regular educar a todos los niños" (UNESCO, 2005).
Se habla de educación inclusiva porque es el sistema educativo y, en él, las instituciones educativas las que deben crear las condiciones para el aprendizaje en medio de la diversidad. Esto supone que se requiere “facilitar y brindar oportunidades efectivas de aprendizaje a cada niño y niña en diferentes tipos de escuelas” (UNESCO, 2008:12). Colombia, como país miembro de la ONU, participa en este proceso, lo que ha implicado, entre otros, el análisis de las condiciones que permitan especificar los alcances y las posibilidades del compromiso adoptado, que ya cuenta con instrumentos internacionales jurídicamente vinculantes que obligan, a los países firmantes, a desplegar sus esfuerzos para su consecución.