viernes, 21 de noviembre de 2014

Clínica del autismo y la psicosis: enseñanzas para la formación analítica Conversación con Bernard Seynhaeve



A continuación se presenta el conversatorio que se llevó a cabo en la Sede de la NEL-Bogotá con ocasión de La II Semana del Autismo promovida por La Antena Infancia y Juventud de Bogotá, 1 de agosto de 2014.  La traducción de la conversación se realizó en vivo por Vilma Coccoz, Psicoanalista AME de la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis de España y de la AMP.

Bernard Seynhaeve Psicoanalista AME de la Escuela de la Causa Freudiana en Bélgica y de la AMP; AE (2008-2010) y exdirector de la Institución Clínica Le Courtil. Es miembro del Consejo de la Escuela de la Causa Freudiana y enseñante en el Colegio Clínico.




Pregunta: ¿Qué aporta el autismo y la psicosis a la formación del analista?; ¿Cómo anudó la función de director de Le Courtil con la función de AE? Esta mañana en la película [se refiere al filme A Cielo Abierto, proyectado en la mañana del 1 de agosto como apertura a la II Semana del Autismo en la Alianza Colombo Francesa], usted decía que había un reto muy grande en articular la institución y lo particular.
B. Seynhaeve: Hay que responder las dos preguntas al mismo tiempo porque están relacionadas. La neurosis y la asociación libre articulan S1 con S2. Es el inconsciente transferencial. Miller escribe el matema de la transferencia igual que el inconsciente transferencial. Entonces, la asociación libre es articular S1 con S2 y ese es el inconsciente transferencial. La cuestión se plantea  cuando se rompe el lazo S1 // S2. Eso es lo que me enseñó el pase. Durante 25 años estuve en S1- S2; eso en una primera vez, una segunda y una tercera; esa es la asociación libre, el inconsciente trasferencial: papá, mamá, tía, bla, bla. Si tomamos la interpretación desde el punto de vista del equívoco es llevar el S1 al S2, pero es siempre S1-S2. Esto funciona así, durante un cierto tiempo, pero en algún momento se detiene. No por una interpretación sino por una intervención del analista. Yo sostengo la tesis de que la intervención es un acontecimiento de cuerpo del analista. Es una tesis fuerte. Él viene a cortar S1-S2. Todo esto lo pueden leer en cualquier testimonio de un AE, está presente este tipo de intervención, que puede ser un gesto, que puede ser una palabra, una mirada, es una intervención que compromete el cuerpo del analista. Ustedes pueden leer mi testimonio o el de Bruno de Halleux, en el que eso es muy claro. Mi primer analista me dice algo que me hace escapar. Pude hablar de eso con él: Usted me cae bien, lo estimo bastante y se fue. No me fui del todo, pero hubo una intervención. Después con mi otro analista  hubo una intervención. Él me dijo: Seynhaeve usted quiere mucho sus fantasmas. Durante 25 años conté mis fantasmas a Jacques-Alain Miller. Después de esa intervención quedé bloqueado, completamente en blanco. Cada vez que quería decir algo era para poner un S2, para buscar hacer una cadena, y entonces yo me doy cuenta que aparece la dimensión de goce de la palabra, del parloteo. Cada vez que decía algo, tenía esa intervención del analista y ya no podía hablar. No más historias. Me gustaba hablar del amor de mamá por papá. De papá por el hijo. En un momento dije: ¡suficiente! En ese momento me encuentro con S1 solo. ¿Qué pasa con S1 solo?, ¿en qué se convierte? Si se pone S2 es la historia, es todo el saber. Se puede plantear para cada persona, ¿qué pasa cuando no hay posibilidad de articular más?, ¿en qué deviene el goce del parloteo? todo se desintegra. Este S1 es una marca en el cuerpo, el trazo sobre el cuerpo, forma parte de la dimensión de lo real. S1 se convierte en la marca que nos ha hecho hablar durante tantos años. Entonces ¿qué pasa si ustedes no pueden contar más su historia? Yo no paré de hablar, seguí hablando. Exactamente lo que estoy haciendo ahora, lo que interesa en la vida no es papá, mamá, el amante de mamá, ¡no quiero contar más esto! Por el contrario lo que me interesa es el saber que está producido por lo real  del psicoanálisis, por eso atravesé el Atlántico. El pequeño placer que tengo de hacer esto, es encontrarme aquí con ustedes. Entonces un psicoanálisis hace el camino contrario a la psicosis. Es por esto que Lacan dice en el Seminario 23 que Joyce no puede hacer un análisis, porque sabe muy bien lo que es el S1 sólo. Si el sujeto surge del esfuerzo que hace para dar sentido a esta marca, a la marca sobre el cuerpo, a partir del momento en que le dicen que eso es parloteo, el S2, entonces el S1 es un fuera de sentido, el sentido se produce sólo si hay S2. Es al S1 entonces, que uno se aproxima cuando uno ha ido suficientemente lejos en su análisis. No para detenerlo sino para poner una puntuación. Es por esto que digo, si ustedes quieren, que un análisis hace el camino a la inversa.
En la neurosis hay esta marca sobre el cuerpo y el neurótico toma esta decisión insondable de darle sentido, y hay muchas consecuencias, especialmente sobre el cuerpo. Pero el sujeto autista  está con S1 y se las arregla solo con S1, ahí está el esfuerzo del autista, no puede estar en el mundo sino con S1.  
El pase me enseñó esto, también me lo enseñaron los niños. Es un camino en los dos sentidos, en respuesta a tus preguntas relacionadas. 
Yo dejé de ser director de Le Courtil (hace dos meses) porque en Bélgica, la seguridad social nos hace tomar la jubilación a los 65 años. Yo no acepté eso y fui hasta los 67 años. Entonces si ustedes quieren me tocó suspender una cosa que me gustaba muchísimo. Y fue un amigo, un colega, quien tomó la Dirección, Dominique Holvoet. Al hacerlo dijo algo que me impactó mucho porque es una interpretación: que yo tenía un gran secreto. Y dijo: Voy a decir tu secreto a todo el mundo, -yo tampoco lo conocía. Este secreto era que yo había puesto mi análisis en el corazón mismo de la institución, era su interpretación, pero era muy justa. Usted me preguntaba si es posible ser analista y al mismo tiempo ser Director de la institución. Es un hecho, sí. En algún momento me planteé si yo podía seguir siendo Director de Le Courtil. Haciendo esta asociación libre me di cuenta de esto, por supuesto, ese pequeño fantasma que me generaba un placer era salvar a la mujer frágil, en dificultad. Esto me permitía dormir cuando yo era un adolescente, ese era mi pequeño fantasma, entonces hice de esto un síntoma: Director de Le Courtil. En ese momento me di cuenta que era muy  complicado, quise parar, pero fue ahí que decidí no hacerlo, decidí continuar, estando informado de mi fantasma. Cuando esto se hace consciente, uno esta advertido. Seguí como analista y como Director de la institución. Le voy a decir más: pienso que el psicoanálisis sólo puede sobrevivir si el analista se juega el pellejo en la ciudad. Soy psicoanalista en Lille pero no pienso que los pacientes van a llegar solos a mi consultorio, eso se va a terminar, aunque siempre queda algo, esto se va a ir apagando. El psicoanálisis va a sobrevivir si el psicoanalista va a meter las manos en la ciudad. 
P: Usted dice arreglárselas con el S1, ¿cómo arreglárselas con el saber hacer? ¿Podría haber alguna relación del “saber hacer” con el goce?
B. Seynhaeve: Si, es acercarse al S1 que tiene que ver con lo real. Llegar a estar muy cerca, uno podría decir que hay una decisión del ser de acercarse y hacer algo con eso. Es una decisión política. El bricolaje para mi es eso, estar aquí hablándoles y hacer algo por la trasmisión. No se trata de contar una historia sino de producir saber. Producción de saber sobre ese real. Tiene que ver con el síntoma. 
P: Primero quiero decirle que fue muy emocionante ver la película, sobre todo ver la manera como se transmite la orientación lacaniana, me dejó muy conmovida. A propósito de lo que estamos hablando aquí, quiero reafirmar que lo que usted precisamente ha dicho, es una definición nueva, inédita del deseo del analista, es decir cómo se las arregla el analista con este S1 que llega lo más cerca a lo real, y  en ese sentido nos sirve pensar lo que nos enseña el autista porque es un no al sentido, al mismo tiempo defender lo singular ¿Cómo pensar el deseo del analista en esta perspectiva?
B. Seynhaeve: La diferencia entre el neurótico que ha continuado siendo, evidentemente, y el autista, es que el autista esta obligado a seguir repitiendo el S1, la reiteración. Tiene que consentir a eso. En “El nacimiento del Otro”, los Lefort plantean dos casos, el caso Nadia y el caso Marie Françoise, que se pueden comparar. Hay una que consiente al S1 y hay una que no. En mi caso hay un consentimiento a desprenderme de la historia, y de producir otro saber. Esto ha tenido consecuencias en la manera como dirijo las curas, porque me intereso mucho menos en lo imaginario, en las historias. Por ejemplo, en el corte no estoy tan pendiente del sentido que eso va a producir, sino en el corte mismo. Lo ilustro con una intervención: No sabía cómo hacer mover a este sujeto que se mueve mucho ahora. Después de recibir a otra persona, voy a la sala de espera para hacerlo pasar. Cuando abro la puerta me doy cuenta que él se despierta, y me dice: ¡me quedé dormido! Yo le digo: hace falta que usted se despierte -adiós. El corte es sobre lo real. Una sesión hiper-corta. El deseo del analista está ahí adentro. 
P: En la película de esta mañana, que me produjo mucha emoción, me pareció que los adultos,  en algunos momentos, tomaban el significante solo del niño, no intervenían tratando de enlazarlo con un sentido, en un contexto, lo dejaban tal cual y en otros momentos me pareció que algo hacía que se ampliaba un poco S1, que no quedaba tan fijo, es una sensación con la película.
B. Seynhaeve: Hablemos del trabajo con los padres. Lo que nos interesa es que los sujetos psicóticos tienen que hacer con el S1 solo, ustedes saben que estos niños en la mayoría de los casos no tienen historia, entonces no pueden contar, simplemente no asumen S2, es el contexto en que se reciben los niños, si usted tiene esta práctica se puede dar cuenta de esto. Sin embargo, lo que los padres dicen es extremadamente importante. Tomemos una pequeña secuencia -que es de pronto a la que usted hace referencia. Un día viene Allison, ha pasado el fin de semana con su familia, y entonces dice tengo un toc. Ese toc es magnífico, porque es realmente una marca sobre el cuerpo, marca sobre el cuerpo erotizada. Ella sabe muy bien lo que es el S1 en lo real. Es imposible comprender a la familia, el tiempo 1 es la marca en el cuerpo, como ella lo cuenta. Para que exista una posibilidad de comprender, tiene que pasar algo entre el tiempo 1 y el tiempo 2, ese es el trabajo del autista, y entonces la interviniente le dice que la niñera le dijo que tenía un toc, y ese toc es el S1, que eso tenga la posibilidad de volverse un S1, y es dama de honor de un matrimonio -no se cuenta toda la historia; después lo que hace con esto es que se apacigua. La invasión de goce en su cuerpo se ve. Usted ve en la película que mientras ella pueda arañar la tierra para sacar algo de ahí, cuando se desplaza sobre el cuerpo es cuando se erotiza. 
Entonces para que se pueda hacer algo con eso se necesita que se convierta en un S1. Lo interesante en esa secuencia es que la interviniente no le dice: ¡ah! esto ha pasado porque durante el fin de semana tu niñera ha dicho…, la interviniente no agregó el S2. . Hay que darse cuenta de algo. 
Otro ejemplo, el niño que estaba apesadumbrado por esa cantidad de pensamientos que tenía en la cabeza, está aturdido por todos esos pensamientos que tiene en la cabeza. Aquí podemos distinguir el autismo de la paranoia. En el paranoico hay un yo, logra situar la persecución y la ve en el lugar del otro, está hablado y está atravesado; hay una pequeña distinción que nos permite entender la diferencia y es que en este niño hay significantes en exceso. ¿Qué hace el interviniente? Ella hace un hueco en el cuerpo para este objeto que sobra, que está en exceso. Porque él establece una relación entre el exceso de pensamientos y el pelo que le crece. Es algo en el cuerpo, hay que hacer el agujero.
Él le dice entonces que hay que retirarse, y la interviniente percibe eso y le dice que si lo puede ayudar. Un analista que diga eso: voy a ayudarte a quitar los pelos en exceso en la cabeza. Eso produce inmediatamente, un efecto de apaciguamiento en el niño. Podría ver las cosas de manera distinta, y entonces ella tiene la intención inmediata de decirle: te voy a enseñar a depilarte. En lugar de afeitar, depilarte el pelo uno por uno, que va a crecer muy rápido.
Otra referencia que les voy a dar es la de Jean-Claude Maleval, quien explica eso muy bien: El exceso de palabra en el cuerpo. 
Vilma Coccoz: Le decía a Bernard que el documental es parecido al material de transmisión que ha significado las Memorias de Schreber para nosotros. Nosotros leemos el texto de Schreber de Freud, leemos el Seminario 3 de Lacan, no podemos eludir leer las Memorias de Schreber del siglo XX. En el siglo XXI tenemos “A cielo abierto”, para estudiar la psicosis en imagen, nunca antes se había visto una imagen de una alucinación de esta manera, cuando la niña, ustedes lo pueden ver, la niña está tranquila, y de pronto ve el bicho en su brazo y quiere arrancarlo, es algo muy impresionante de ver. 
P: Hay en la película una referencia explícita al tiempo en la presentación de enfermos, pero además, me parece, que hay en toda la obra de la película, un manejo del tiempo que nos trasmite una pausa, la película es muy pausada, me gustaría a partir de allí, preguntarte acerca del tiempo, el manejo del tiempo en el trabajo. 
B. Seynhaeve: Darse cuenta, como lo hace el niño autista, que no sabe cuanto tiempo ha pasado, si es ayer o hace tres años, es un acto. Es por esto que en muchos casos de esquizofrenia nos enfrentamos con una eternización. Y tenemos que vérnosla  con esto, hay que hacer con esto, no podemos enseñarle el tiempo, porque hay algo de este orden que no funciona. Para contar la historia de su vida hay que disponer del falo, es necesario. El niño de la película no puede contar la historia de su vida. Trataron de contarle con el comic, que la policía, que tal… pero no es su historia. Es un intento de acercarse a lo real, circunscribir algo en lo real. No podría decirle más.
P: ¿Podríamos identificar una diferencia entre el autismo y la psicosis en relación a  S1 y S2
B. Seynhaeve: El texto que preparé y que voy a llevar el martes a la Universidad de Rosario, va a aclarar esto, pero no soy yo quien lo inventó, me baso en un libro que ustedes deben leer, es el libro que Eric Laurent escribió sobre el autismo: “La Batalla del Autismo”.
Es entonces la pregunta por la constitución del yo. Constituir un yo es constituir un cuerpo, es la posibilidad de tener un cuerpo, y no ser un saco con órganos. Voy a presentar las cosas de esta manera. Voy a tomar el problema de dos lados distintos. Para tener un cuerpo es necesario que esté agujereado, un cuerpo es una superficie con agujeros; entonces, si se toma el problema desde el punto de vista topológico, si no tengo nada es la nada. Solamente puedo hacer un hueco si hago un borde, se puede considerar que el cuerpo es el borde. Sólo puede haber un hueco si uno acepta perder algo. Hacer un hueco en el cuerpo, en el momento que consiento perder algo, en ese momento,  hay un objeto que falta; es toda la posibilidad de intercambio entre el mundo y el yo, es simplista. La cuestión es que en  la neurosis ese objeto va a simbolizarse y es la función del falo. 
En el caso del autismo el objeto es real, pero además el hueco no está formado, entonces la tesis de Eric Laurent es que el cuerpo es una superficie sin agujero. La dificultad para el autista es estar en el mundo porque para estar en el mundo hay que tener una relación con el objeto. Todo el trabajo consiste, como dice Laurent en tener un neoborde, porque él habla de la forclusión del agujero. Tiene que lograr aceptar perder algo, si no, el no hace la operación de la marca en el cuerpo hacia el S1. El ejemplo sobre el cual se apoya Jacques-Alain Miller, pero voy a retomar esto de una manera más detallada con el caso del lobo, lobo de los Lefort. Este niño grita todo el tiempo: el lobo, el lobo, -como nosotros podríamos gritar socorro, socorro; es una holofrase, para que este lobo pueda convertirse en un S1 él tiene que nombrarlo, él es el lobo. 
Vilma Coccoz: Lo que yo encuentro absolutamente novedoso en esta manera en que presentas las cosas hoy, es la distinción de dos tiempos en el S1. El primer tiempo, la marca en el cuerpo, la invasión de significantes, la invasión del Otro en el cuerpo completamente sin borde, y sin límite; y un momento después, el consentimiento de identificarse, una nominación. 
B. Seynhaeve: A partir de ese momento hay un destinatario. Digo esto para explicar que en el caso del autismo esas alucinaciones no son atribuidas al Otro. Por el contrario, en el caso de la paranoia donde se constituyó un yo, un cuerpo, se puede atribuir la persecución al Otro.  En el momento en que hay un borde, se puede hacer la diferencia entre la esquizofrenia y la paranoia. En el caso de la paranoia la pulsión va a pasar por el Otro, mientras en la esquizofrenia la pulsión permanece en el cuerpo mismo, pero siempre hay  este borde. 
En el caso del autismo no se tiene todavía borde, no consigue nombrarse. La consecuencia de la nominación es que hay un destinatario y todo el trabajo es constituir ese borde, la clínica del borde. La clínica del borde donde debemos lograr multiplicar esos S1. Mientras más se multiplican esos S1 más se alejan los objetos del sujeto y se puede entrar en el mundo.
P: ¿Mediante la nominación se constituye ese borde? 
B. Seynhaeve: Eso hace parte del borde, es un neo-borde. Hay que lograr que eso se multiplique aún más. Es por el interés de la transferencia que yo les hablo de un destinatario y de la práctica entre varios. Es una clínica del yo o si quieren una clínica del objeto. Los invito a escuchar mañana el caso de Vilma que es muy ilustrativo. Hay que poner el guión para que se entienda el concepto lacaniano de real-ización. En efecto, Lacan inventa una palabra nueva para nombrar la operación sobre lo real. Porque esos objetos son S1, tienen que ver con lo real. Los otros objetos del niño lobo lobo, que él va a tomar son, como el biberón, del campo del Otro. Para retomar la pregunta de otra manera: Si ponemos de un lado el conjunto del niño y del otro lado el conjunto del Otro, se necesita el consentimiento del sujeto para que el seno, que va a taponar la boca del bebé, que viene a ser de tapón del agujero oral, se acepte perder y hacer pasar el corte. 
P: En la película se mencionó un caso por lo menos, en que se recibía un neuroléptico, risperidona: ¿qué estatuto para el neuroléptico, para el medicamento?  Es algo que produce muchas fantasías en la familia, en los padres, en el niño, en los intervinientes.
B. Seynhaeve: Primero la pregunta por la indicación, cómo se indica un neuroléptico.
Voy a tomar un caso clínico. Recibí un niño en la institución y en ese encuentro pasó algo completamente decisivo. Resultó que este niño me confió que él tenía alucinaciones. Me dijo que era reticente a decírmelo porque era algo que no había dicho nunca a nadie. Seguro que ustedes habrán tenido estas experiencias a partir del momento en que uno está muy pendiente de cómo orienta una entrevista, uno tiene que ver con esto, era sin embargo algo nuevo para él. Me explica que tiene alucinaciones y yo le digo que hable un poco sobre esto. Entonces me dice que él estaba abrumado por estas alucinaciones. Y le pregunté: ¿qué necesitas para estar más tranquilo?  Era un niño inteligente. Me dijo: yo escucho voces malas, pero también escucho voces buenas y si me dan algo voy a dejar de escuchar todas las voces. Es muy interesante tomar las cosas así. Ahí el niño decidió entrar en la institución. Hay situaciones donde el niño está totalmente invadido por alucinaciones, es el fenómeno de invasión psicótica y ahí se puede aplicar la medicación. A priori estamos en contra de la medicación. Se indica pero no somos nosotros. Tampoco el médico que vimos en la película. Tratamos de tener un psiquiatra exterior a la institución, muchos niños tienen su psiquiatra al exterior de la institución. Pero esos médicos están orientados por lo que nosotros podemos decirles desde la clínica de la institución.
P: Hace un rato hablamos sobre el tiempo. Vimos unos ejemplos de la película, como la presentación de enfermos que se hizo, ¿qué enseñanza trae al psicoanálisis y al analista el tiempo del autismo?
B. Seynhaeve: No puedo decirles más de lo que ya he dicho, pero básicamente es que el analista es sensible a lo que los niños le puedan enseñar, es el sujeto el que nos enseña, pero eso no se le da a todo el mundo, es necesario poder escucharlo. Para nosotros son estructuras que son así, y la estructura es algo que tiene que ver con lo real. Si nos damos cuenta que el niño no se ubica en el tiempo, no me voy a explicarle cómo funciona un calendario, nuestra idea no es enseñarle algo, que hay meses de treinta días, otros de treinta, que existe este calendario, este otro, y no nos vamos a molestar por eso. Lo digo porque esto a veces afecta a los profesores, a los enseñantes, que a veces se sienten implicados en su propia subjetividad porque no logran trasmitir eso a los niños, nosotros sabemos que es así y que le va a tocar hacer algo con esto en la vida. 
Vilma Coccoz: En la presentación de enfermos con el joven autista de la película, Alexandre Stevens toma en consideración que para este niño el tiempo se vincula al lugar donde está.                                        
B. Seynhaeve: El tiempo está anudado con el espacio, los dos están anudados. En ese caso, se trata de un niño que tiene que llamar a la mamá todos los días; pasa a un grupo de niños mayores donde puede no llamar a su madre y vuelve al grupo de niños menores donde tiene que llamar a su madre. Le hacen notar entonces: cómo así que ahora tienes que llamar a tu madre.  Antes estaba en Solla y ahora está en le Courtil.
Courtil está compuesto por varios grupos y nos damos cuenta que este muchacho esta muy grande para estar en el grupo de niños, ha pasado a un grupo de niños mayores y no funcionó. Todos los niños lo insultaban y lo trataban mal. Eso era insoportable para él. Lo hicimos volver con los niños pequeños. Pero ahora está decidido, vuelve con los grandes. Solla es un grupo de jóvenes adultos. Se tomó un periodo para tomar la decisión de ser acogido, pero mientras tanto él vuelve al grupo de niños. Es hasta septiembre que él va a pasar al otro grupo, volvió donde los niños esperando pasar al grupo de los grandes.
P: Pensaba que es muy importante para el trabajo que hacemos en La Antena diferenciar lo que es el trabajo de los equipos multidisciplinarios en las instituciones y lo que es la práctica entre varios, porque creo que si no entendemos que la práctica entre varios es el resultado de una orientación, de una concepción de la cura, que no es una técnica, podemos llegar a confundir el hecho de reunirnos entre varios especialistas. 
B. Seynhaeve: Esa es una red de la necesidad de trabajar entre varios que establece la diferencia de los psicoanalistas que trabajan en institución y el psicoanálisis de la institución; es entonces el discurso que crea esa clase de lazo de la práctica entre varios, estoy de acuerdo con usted, es así como debe verse el analista en la sociedad y los analistas que trabajan juntos para sostener el discurso psicoanalítico.
P: La película muestra un niño que está en periodo de prueba para ser recibido finalmente en la institución ¿Cuáles son los criterios para ser recibidos o si es el protocolo del que usted hablaba?
B. Seynhaeve: No hay protocolo. Yo les contaba que durante todos estos años yo acogí a los niños y a los padres. La primera entrevista siempre la hice yo. Eso era para mí fundamental, porque como Director de la institución era importante para los padres ser recibidos por alguien que encarna la Dirección. Hay varias cosas que decir al respecto: La primera es que hay que situar la dimensión de la urgencia. Hay que tomar en cuenta que el niño, cuando llega a la institución, está tomado como un objeto que se le conduce, que es presentado a la institución. Entonces, ¿cómo cambiar esto de un niño presentado a un niño que se presenta?
P: Del discurso del amo al discurso analítico.
B. Seynhaeve: No hay receta. Si hacemos esto podemos ubicar diferentes tipos de urgencia. Puede haber una urgencia pedagógica por ejemplo. Este niño no está escolarizado desde hace varios meses y hay que encontrarle un lugar en que lo acojan; o, a veces, los jueces nos proponen acoger niños porque son maltratados, puede ocurrir también, pero estas no son urgencias que cuentan para nosotros. Lo que cuentan son las urgencias subjetivas,  las urgencias del sujeto. El caso clínico que contaba, del niño que escuchaba las voces, lo que se le plantea es que aquí va a encontrar un lugar para ocuparse de eso. Su respuesta es: ¿cuándo puedo venir? Es una urgencia subjetiva. Hay urgencias médicas, sociales, pedagógicas. Somos prudentes, pero no es esto lo que decide. Uno podría preguntarse ¿qué pasa con los niños que no hablan? pero hay signos que permiten darse cuenta si se va a dar el movimiento de transferencia, es eso lo que decide y si efectivamente se da la transferencia, si hay algo que lo vincule con el otro, va a ser acogido. Así entró este niño y aún está en el instituto. Es muy conmovedor, porque son casos muy graves. Es un principio de la institución: la consideración del acogimiento del síntoma. A ese niño se le acogió en seminternado, él va todos los días a su casa. Pero la decisión de acoger un niño interno o semi-interno se plantea en los mismos términos; por ejemplo, el médico dijo que había que separarlo de su madre, pero puede ser insoportable para él como puede ser insoportable para su madre. Puede que en la casa pase esto, pero la institución dice él no va a pasar al internado. Ellos pueden decir no, no lo vamos a separar de su madre, lo acogemos así, sea cual sea la indicación de los Servicios Sociales. Me ha ocurrido que el juez diga que por obligación hay que internar a un niño. Yo he  respondido a los padres: aquí soy el Director y el juez no tiene nada que decir; y les digo, yo acogeré a su niño si ustedes están de acuerdo. Eso provoca un estado de apaciguamiento y entonces les decimos va a entrar en semi-internado y va a ir todos los días a su casa; los padres se tranquilizan y si el juez insiste le decimos llévelo a otra parte. Es muy importante resituar el papel de los padres, el hecho que ellos sean partenaire de la institución.
Me acuerdo mucho de una niña que tenía 12 años, ella estaba de acuerdo en separarse de los padres y entrar en el internado, se quedó un día y al siguiente se desvaneció. Ella dijo: es que cuando el tiempo pasa la imagen de mi padre se me borra de la memoria; y yo le dije, no te puedes quedar en el internado tienes que volver a tu casa.     


Desgrabación: Stella Cortés

Revisión y establecimiento: Lizbeth Ahumada Y.