S. Cortez
La Constitución
colombiana de 1991, define por primera vez a Colombia como un Estado social de
derecho, cuyo principio rector es la igualdad. Con esta Constitución, los
colombianos buscaron disminuir: la desigualdad –entendida como la brecha
existente entre los que más ganan y los que menos ganan- y la violencia exacerbada
que vive el país. Pero en contra-dicción a estos postulados, los factores
reales de poder, aprovecharon la misma Constitución para desmontar algunas leyes,
que disminuían en algo la brecha de la desigualdad, implementar la apertura
económica, en función del régimen de acumulación e instrumentar el régimen
jurídico y económico correspondiente. Por lo anterior no nos puede sorprender que
la desigualdad y los niveles elevados de violencia se mantengan. Colombia está entre
los seis países más desiguales del mundo.
Contrario al
principio de igualdad buscado, el moderno sistema capitalista introduce
transformaciones en la sociedad: confiere posición dominante a lo económico por
oposición al predominio de lo político e ideológico de sistemas anteriores… “la
riqueza es la fuente del poder”, bajo sistemas anteriores ocurría lo contrario,
actualmente “la ley del valor gobierna no sólo lo económico sino toda la vida
social” (1)
En
oposición también a los principios fundamentales consignados en la
Constitución, el capitalismo, (modelo neoliberal) se rige por principios
teóricos opuestos a los allí consignados: “el papel positivo de la desigualdad,
la eliminación de la función económica y social del Estado y, por tanto de
cualquier acción redistributiva de éste; la operación del mercado en todas las
esferas de la actividad humana y, la validez del subjetivismo como criterio de
verdad, por lo tanto fuente de explicación de los fenómenos económicos,
políticos y sociales”. (2)
La historia
colombiana, por décadas ha estado signada por el despojo de la tierra, el
desplazamiento, las masacres, la desigualdad, la corrupción,-carrusel de la
contratación, carrusel de las pensiones, la parapolítica-, el narcotráfico,
fenómenos todos asociados con la voracidad del capital. “La guerra en Colombia comenzó en la lucha por
la tierra y continua en una lucha por las bonanzas” (3).
Este
trabajo se plantea como hipótesis, que en gran parte, la violencia, y la
desigualdad colombiana son efecto del modelo neoliberal, modalidad del discurso
capitalista, y se pregunta por el poder político de la Constitución inmersa en
el sistema económico dominante que produce los efectos comentados.
Para ello y
siguiendo a Zizek diferencio dos clases de violencia, la violencia subjetiva,
entendida como la producida por sujetos que alteran el orden político, social,
familiar, quienes no parten de un nivel cero de violencia, y la violencia
objetiva sistémica atribuible al Estado: efecto del “funcionamiento homogéneo
de los sistemas económico y político”. El discurso hegemónico de la modernidad
en su tensión interna tiene dos formas de existencia: el capitalismo y el
totalitarismo. El Capitalismo entendido a la manera marxista, en que el hecho
fundamental es la lógica capitalista de la integración de la plusvalía en el
funcionamiento del sistema. (4)
Para Marx
es a la plusvalía, el objeto al cual apunta el deseo capitalista y que sustrae
al proletario. En lenguaje de Lacan la plusvalía es la causa del deseo de toda
la economía capitalista, proletarios incluidos. La plusvalía se convierte en
objeto perdido, perdido por razón del robo por lo tanto objeto a recuperar, hay
un solo sujeto, el sujeto como beneficiario de plusvalía. La actual abundancia
es equivalente a la producción de una falta que se agujerea siempre más en los
individuos. La pulsión causada es la misma. (5)
Para Lacan
los discursos son modalidades de lazo social, es decir que las relaciones entre
los seres humanos implican en cada discurso una regulación de los goces, para
que un lazo sea posible. La paradoja es que aunque define los discursos como
lazo social, el discurso capitalista
deshace los lazos sociales.
Aunque la constituyente
que dio origen a la Constitución de 1991 se convocó para disminuir la desigualdad y la violencia, no produjo los resultados
esperados, tampoco se producirán, mientras estemos atrapados en el modelo
capitalista que en este momento gira alrededor de la palabra crisis, como lo dice
Jorge Alemán en su conferencia Soledad: Común- Política y Psicoanálisis.(6)
“Define la
palabra crisis, no como estado de excepción sino como nuevo modelo de
acumulación de capital. Acumula y Renuncia. Acumula en una figura genérica
denominada los mercados y Renuncia el sujeto, que no entiende como su renuncia
no le pone nunca freno al proceso de acumulación… cada vez que entrega espera
que se calme la voracidad de ese lugar encarnado por los mercados.
Un estado
de excepción del capital, donde observamos un movimiento circular que consiste,
en que bajo el pretexto que hubo un gasto excesivo, que se dilapidó el dinero
de una manera injustificable, hay que compensarlo con austeridad para que
vuelva la confianza que hay que restablecer, que hay un movimiento circular
porque la confianza no retorna nunca. La austeridad va haciendo sus estragos,
se va mostrando que en esa alianza de los poderes financieros, los políticos,
los vínculos sociales están de más y se describe al movimiento circular no como
tal sino como una cura. …En este movimiento circular que va de un lado la
acumulación y del otro la renuncia, el capital acumula, el sujeto renuncia, y
no entiende como su renuncia no le pone nunca freno al proceso de acumulación. Así
describió Lacan el discurso capitalista, como un movimiento circular donde todo
el tiempo hay un proceso de renuncia y acumulación simultáneas.
Es
importante señalar que este movimiento circular requiere un sujeto que lo
sostenga incluso bajo la modalidad extrema de la servidumbre voluntaria.
En el
corazón de este movimiento está lo que Freud designó como superyó, el primero
que estableció una lógica donde se nos impone una renuncia para que se acumule
eso a lo que se renunció. Lo que describió Freud en el centro mismo del
malestar en la civilización bajo el nombre de superyó, es un mandato imposible
de satisfacer que tiene como cualidad más específica, más singular, que nos
obliga a renunciar a nuestras satisfacciones y precisamente el goza, esa
instancia goza de nuestra renuncia. El superyó tiene esta forma inédita que
consiste en acumular una satisfacción que se nutre de la satisfacción a la que
el sujeto renuncia. El sistema capitalista nos desplaza bajo el pretexto de lo
excepcional porque no necesita de los vínculos sociales, ya no necesita de los
lazos sociales,…lo único que se realiza todos los días es este movimiento, la
modalidad de desplazarnos es bajo un estado de excepción”.
Este movimiento
circular de acumulación y renuncia, que constituye el discurso capitalista, sostenido
por el Estado mediante el régimen político y económico, y por el sujeto, que no
se revela, renuncia esperando que se restablezca el modelo, incluso bajo la
servidumbre voluntaria, en la soledad de su goce, que impone el individualismo
contemporáneo, me permite afirmar que ese modelo circular produce la
desigualdad y la violencia que tenemos, y mortificado este modelo, de tanto en
tanto, por el llamado conflicto interno, se lo busca terminar, promulgando una
nueva Constitución, para continuar el movimiento circular descrito, y que sólo será
posible modificar, cuando aparezca un sujeto distinto al que está comprometido en
el movimiento circular del superyó, que espera a través de su renuncia algún
día cambie algo.
Y termino
contándoles que después de una larga experiencia laboral en economía política en
este país, esperando encontrar un equilibrio razonable, y no encontrar en ella
la respuesta, busqué la causa de los desequilibrios existentes, hasta la
producción de la guerra, en una breve aproximación a la filosofía, a lo óntico,
y no hallando tampoco en ella la respuesta, decidí incursionar directamente en
el psicoanálisis, para intentar dar cuenta del deseo que habita al sujeto, que produce
los resultados anotados.
Notas:
1. Amin,
Samir. Los fantasmas del capitalismo. El Ancora Editores. Bogotá 1999. P 16
2. Ahumada,
Consuelo. El modelo neoliberal y su impacto en la sociedad colombiana . El
Ancora Editores. Bogotá 1998. P.115
3. Naciones
Unidas. El conflicto, callejón con salida. P. 6
4. Zizek,
Slavoj. Sobre la violencia. Seis reflexiones marginales. Londres 2008. P. 10
5. Soler,
Colette. Discurso capitalista
6. Alemán,
Jorge. Conferencia dictada en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de
Granada, 15 de febrero de 2013