sábado, 22 de marzo de 2014

El sujeto éxtimo de la mirada

Florencia Reali

En este escrito se recogen fragmentos del seminario XI donde se analizan los lugares donde se ubica el sujeto dentro de la estructura de la mirada.

En varios capítulos sobre pulsión, donde se desarrolla la mirada, el sujeto aparece ubicado en distintos puntos geometrales. Por ejemplo, el sujeto se pinta en el cuadro o en la pantalla, es atravesado por la línea de la luz. La pregunta que tomo como punto de partida es si el sujeto en el plano escópico se constituye como éxtimo en relación a la mirada.




En el capítulo La anamorfosis Lacan cuenta que: “La joven parca dice: me veía verme” (p.87). ¿Dónde estaría ubicada la joven parca cuando se ve a sí misma viéndose? ¿En el punto de partida o en el punto de llegada de la mirada? En ambos y en ninguno. Esa ubicación peculiar del sujeto marca una diferencia entre el sujeto que plantea Lacan y el sujeto que plantea Sartre -- quien también se sirve de la mirada para darle consistencia al sujeto.

En El Ser y la Nada, Sartre presenta un ejemplo: un sujeto va por el pasillo de un hotel, se detiene ante una puerta y mira por el ojo de una cerradura. De golpe el sujeto siente que alguien más (otro huésped, por ejemplo) lo mira y lo descubre espiando. Entonces siente vergüenza – tiene conciencia de la presencia del otro y como resultado se vuelve consciente de sí mismo. Con este ejemplo Sartre quiere mostrar que la presencia y la mirada del otro son necesarias para la construcción subjetiva. Sin embargo, Sartre marca una clara distancia entre el sujeto y el Otro. En Sartre, la mirada emerge desde un otro que es externo y el sujeto se percibe a sí mismo “siendo visto (por el otro)”. El punto de partida de la mirada es el otro que existe más allá del observado. Lacan plantea un sujeto ubicado de una forma diferente: “La joven parca dice: me veía verme”. Esto sugiere una estructura circular de la mirada. Lacan hace referencia a lo que Merleau-Ponty llama “la vuelta del revés” de un dedo de guante para representar la ilusión de verse-verse (p. 89). La estructura de la vuelta de revés es la estructura de la mirada. Reflexionando sobre la topología que se plantea, ¿podríamos considerar que el sujeto es éxtimo en relación a la mirada?

El plano escópico es particular porque no sucede lo mismo cuando tomamos otras coordenadas perceptuales. Lacan nos pone el ejemplo de “Me caliento al calentarme” (p.88s). En este caso el calor es una sensación que invade el cuerpo. El sujeto está confortablemente situado en el cuerpo que recibe temperatura. Sin embargo, Lacan nota que en la relación “me veo verme” el sujeto no es palpable de la misma manera.

En el capítulo La línea y la luz, el sujeto se ubica en un cuadro. ¿El sujeto está dentro o fuera del cuadro? Petit-Jean dice: ¿Ves esa lata de sardinas? ¿La ves? Pues bien, ella no te ve (p.103). El joven Lacan en aquel ambiente particular de los pescadores constituía un cuadro vivo. El comentario de Petit-Jean se debe a que, pese a que no lo ve, la lata de sardinas lo estaba mirando (¡y esto no es una metáfora! dice Lacan). Él mismo era una mancha en el cuadro. Cito textual (p.103): “En el fondo de mi ojo se pinta un cuadro, el cuadro está en mi ojo, pero yo estoy en el cuadro. Lo que es luz me mira y en el fondo de mi ojo algo se pinta. El correlato del cuadro es el punto de mirada.”

Entonces el sujeto aparece en el cuadro – en el punto de llegada de la mirada – pero también ese sujeto es portador de “un ojo”, en fondo del cual se pinta el cuadro donde está reflejado. El sujeto pintado en el cuadro lleva el cuadro pintado en el fondo de su ojo. Esta especie de traba-lenguas sugiere la estructura de vuelta del revés del guante, que caracteriza a la mirada.

Más adelante, en el capítulo Análisis de verdad o el cierre del inconsciente, se distingue la enunciación del enunciado. En su intento de situar el sujeto que enuncia, Lacan toma el esquema de la nasa de los pescadores (p. 150) para describir el inconsciente como una cosa reservada, cerrada por dentro, a donde tenemos que penetrar por fuera. Luego superpone esta topología con el modelo óptico que presentó en el artículo Observación sobre el informe de Daniel Lagache. En este esquema el sujeto se construye como un ideal en el Otro, ya que la realidad imaginaria se construye en el Otro. Lacan retoma entonces algunos elementos a propósito de la pulsión escópica y propone que “El sujeto se ve en el espacio del Otro, y el punto desde donde se mira está también en ese espacio. Pero éste, dice, es también el punto desde donde habla, pues en tanto habla comienza, en el lugar del Otro, a construir esa mentira verídica con que empieza a esbozarse lo que a nivel del inconsciente participa del deseo” (p. 150-151).

Aquí, Lacan plantea que el sujeto de la enunciación, el que habla, está el plano escópico, quedando ubicado en ese lugar éxtimo dado por la estructura de vuelta del revés de la mirada.