sábado, 22 de marzo de 2014

Apertura

Gloria González

Doy la bienvenida a esta puesta a cielo abierto de carteles en la NEL-Bogotá, un espacio que nos permite dar lugar a los avances que cada uno va logrando respecto la pregunta con la que hizo su trayecto como cartelizante.

Cuando abrí la jornada anterior me referí a la función del Más Uno del cartel, dije entonces que el Más Uno encarna la función política de ser el activador de un trabajo y de una transferencia de trabajo que contribuye a la existencia y difusión del psicoanálisis. Dije también que debe tener en cuenta la singularidad de cada uno como brújula de su acción. Estas responsabilidades del Más Uno responden a su función lógica: cerrar un conjunto para dejarlo definitivamente incompleto, definitivamente inconcluso, abierto a sus posibles desarrollos.

Hoy, desde mi posición de Más Uno de un cartel, quiero referirme brevemente a lo que pude extraer como experiencia respecto de lo Real, que en él es ineludible, porque tal como precisa Graciela Brodsky "Más allá de lo imaginario y de la obscenidad que anida en todo grupo, hay un real en la formación del analista que no deja de manifestarse como síntoma en las diferentes formas institucionales que el analista se da. Lo real ex - siste (e insiste) más allá de los dispositivos simbólicos (estatutarios, comisiones, reglamentos, etc.) que inventemos para circunscribirlo."

Entre los dispositivos simbólicos con las que contamos en la Escuela de Lacan, está el cartel, éste constituye una manera de asociación para el trabajo, que favorece los lazos horizontales para evitar que se cristalice la figura del didacta y se concentre el saber en unos pocos. El cartel, intenta también controlar los efectos imaginarios propios de toda agremiación humana, pero eso no garantiza que la insistencia de lo real no logre su cometido e irrumpa como siempre lo hace, de manera contingente.

Nos unimos alrededor de un saber siempre incompleto, como niños que forman una ronda infantil giramos alrededor de ese vacío, a veces volteamos a mirarnos, por momentos pensamos que el de enseguida sabe, le suponemos entonces saber y esto puede arrastrarnos hacia la identificación, rectificamos y volvemos sobre nuestro interés particular, nos entretenemos con la canción de esa ronda y nos dejamos llevar por los encantos del saber desarrollado en el texto y estamos por momentos tan embebidos en girar que es cuando menos pensamos, inesperadamente, que salta el lobo, salta de muchas maneras, con distintos ropajes, como síntoma o vestido de inhibición o de agresividad, irrumpe como algo incontrolable en algunas ocasiones, lo leemos en la repetición de un rasgo, se nos presenta en forma de pasaje al acto o de acting out, en todo caso como algo que insiste sin ley con la fuerza de una voluntad de goce.

El Más Uno consiente a tratar con ese real, procura anudar el mismo a la tarea que mueve al cartelizante y a la realización de un producto final, el de cada uno, producto personal que es, no obstante, fruto del trabajo colectivo. Él tiene en el dispositivo una función que no es la del analista, no está allí para interpretar, está, diría yo para provocar y sostener la transferencia de trabajo, y para impedir que las manifestaciones de lo real se conviertan en un obstáculo a la continuidad del cartel o al logro de su meta. Y cuál es la meta del cartel? es un escrito? es un progreso epistémico? Posiblemente estos dos elementos son propios de esa meta, pero lo fundamental es lograr una transformación con relación al saber y a la falta que este contiene, que cada participante logre aproximarse a una posición cada vez más propia respecto a su pregunta, a lo que sobre ella logra extraer, una posición que lo mantenga interesado en su formación, que le abra nuevos interrogantes, que lo sostenga en la transferencia con el psicoanálisis.

El Más Uno procurará impedir que lo que no cesa de escribirse, sea obstáculo al intento de escribir algo que se pueda poner a cielo abierto y que represente un paso en la formación para ese que ha consentido, que ha dicho sí y ha permanecido en la experiencia del cartel.

Agradezco a las personas que hoy compartirán sus productos así como a los asistentes, espero que entre todos podamos sostener una fructífera conversación, e invito a que alrededor del vacío en el saber, se formen muchas rondas, muchos carteles y a que en otras ocasiones, no juntemos como hoy para dar cuenta de nuestros recorridos y puntos de llegada.

(1) Brodsky, Graciela. "Intervención en Córdoba" Carpeta de la Sede Nel Medellín, Nº 3, Agosto de 2001, pág. 71. Cita tomada del texto de José Fernando Velásquez: El Más Uno y lo Real, en “a ritmo propio”