sábado, 29 de septiembre de 2012

Dialéctica del deseo y demanda en Lacan

Elena Córdoba Salazar

El objetivo de este escrito es poder dar cuenta de lo que me produjo interés como cartelizante en el estudio del seminario 5. Me he valido de algunos trozos de lectura, particularmente hago referencia a los capítulos IX y X. Estos capítulos y la remisión a algunos escritos de Freud me permitieron entender cómo se constituye el ser humano como sujeto y sujeto de deseo siendo éste deseo, deseo de deseo del Otro[1].
Este escrito es un intento de precisar la etapa inicial del ser humano en relación al Otro materno en la dialéctica del deseo, inicialmente sometido a la ley de la madre. El 2º momento donde el deseo del infante se convierte en demanda al Otro como sede del mensaje, luego el desprendimiento y prohibición de su objeto, por último debe franquear un paso determinante en su vida que es la salida del Edipo en la que ha de intervenir la ley del padre.
En los comienzos de su enseñanza dice Lacan que la comunicación[2] y la palabra son muy importantes en la relación interhumana, ya que desde el inicio de la vida el ser viviente como lo expresa Freu[3], es asistido por Otro por su desamparo originario, éste Otro es un ser parlante que está atravesado por el deseo y a la vez instala en el ser viviente - mediado por un proceso psicofisiológico- en forma alucinatoria, la realización del deseo.
La primera comunicación entre madre bebé se produce porque éste atrae la atención de la madre mediante el llanto o grito, lo que Freud toma como una función de comunicación.
Por tanto, el sujeto es capturado por la puesta en acto del Otro materno que lo signa, es decir, lo inaugura con su palabra en el mundo del lenguaje y del significante.
Luego, Lacan va a decir que la comunicación y la palabra es el ingrediente vital en la relación madre – bebe porque ésta va teñida de significación[4] va a decir que la primera simbolización del niño depende del deseo de la madre y de ninguna otra cosa.
Quiere decir que inicialmente el niño forma una especie de unidad con la madre. Las idas y venidas de la madre adquieren significado para el niño. Esta significación la referencia Freud en el juego del fort-Da[5], como una forma de aceptar y simbolizar la ausencia de la madre. Además, la madre debe ser un Ser que vive en el mundo del símbolo, entonces, el significado de las idas y venidas de la madre es una interrogación para el niño, una dialéctica subjetiva que le permite idearse que su madre desea otra cosa que no es él. Y si no soy yo lo que quiere mi madre, entonces ¿qué quiere ella?
Esta interrogación conduce al niño a constituir su propio deseo, su deseo tiene relación con ser el falo de la madre en el plano imaginario, éste, su deseo se instala en torno a un sometimiento a ley de la madre la cual es caprichosa, porque algo del niño es completamente dependiente[6] de otra cosa.
El niño como sujeto donde se produce la demanda, aquel donde se forma el deseo, pasa a ser demanda a la madre, pero éste pedido o mensaje le retorna, dice Lacan, transformado, es decir, va traducido como un significante que lleva las marcas del deseo de la madre, y entonces, éste deseo de deseo implica estar en relación de un objeto primordial que es la madre, se da una identificación del niño en espejo con el objeto deseado de la madre.
El infante en la medida que interroga el deseo de la madre va encontrándose que el objeto de deseo de la madre es el falo. Ponerse en el lugar del falo para ser deseado por la madre deja al niño en una posición confusa.
A pesar del niño afirmarse en su deseo desde la primera simbolización, y, someterse a la ley de la madre, no todo puede seguir su curso normal, Lacan nos dice que pueden darse complicaciones ulteriores, ya que su deseo es deseo del deseo de la madre, entre otras cosas, pertenezca ésta al mundo del lenguaje. Pero, dice Lacan que la vía imaginaria, es una relación de espejismo y no es la normal, es necesario que un tercer término entre en la relación. Es por la vía metafórica la salida del infante en el Edipo, ésta vía metafórica concierne a la función del padre[7], dice Lacan que se encuentra en el corazón del Edipo.
Esta dialéctica Lacan la explica en tres tiempos determinantes y nodales para el sujeto en ese proceso su deseo inconsciente va a ser causado por la posición de la función paterna que es nada menos, donde el padre ocupa el lugar de la madre para dictar su interdicción como lugar de la ley, pero esta ley hecha palabra o símbolo debe ser aprobada por la madre como quien da aval a la Ley. Entonces el infante recibe o no éste mensaje que viene en el lugar del Otro como Nombre del Padre.
Clarificar el tema del deseo todavía me cuesta, más, el inconsciente habla por uno y hace que fluya el rio y salga a flote lo que trae: Hablar del deseo, es abstraerse e ir desenvolviendo la madeja de la historia fantasmática construida para sostener un sentido de vida, hecho de contradicciones, deseos ambivalentes, rodeos y al fin de cuentas es saber y reconocer que la tinta con que está hecho el inconsciente es del Otro que también es un ser deseante.


1. Jacques Lacan, Seminario 5, pagina 188, ediciones Paidos
2. Lacan todavía en este seminario (5) utiliza el termino de comunicación, más adelante va a hablar expresamente de lenguaje y  la palabra como significante  que lleva al sujeto a producir significación.
3. Obras Completas, La vivencia de satisfacción pag. 364, Amorrortu editores.
4. Jacques Lacan, Seminario 5, pág. 148, ediciones  Paidos.
5. S.Freud, Obras  completas, El principio del placer, pag. 14, edición Amorrortu.
6. Jacques Lacan, Seminario 5, pág 188, ediciones Paidos
7. Jacques Lacan, Seminario 5 pagina 165, ediciones Paidos